11 June 2025
Bilbao Campus
La Asociación de Personas Jubiladas de la Universidad de Deusto Pedro Fabro celebró el pasado 27 de mayo la novena charla de su ciclo de conferencias sobre salud integral. En esta ocasión, Antonio Freije fue el encargado de impartir la ponencia titulada “Contribuir a la implantación de las medidas necesarias para identificar los riesgos específicos que genera el uso de la IA”, en la que abordó el posicionamiento de la Universidad de Deusto frente a los retos que plantea la inteligencia artificial.
El catedrático emérito comenzó su intervención haciendo referencia a la conferencia de Gemma Galdón en Forum Deusto el 26 de octubre de 2023, donde se expusieron los riesgos de las redes neuronales artificiales y su intento de imitar el funcionamiento del cerebro humano. “La IA -afirmaba la ponente- garantiza la normalidad, salvo que sea maliciosa”, recordó. También citó otras preocupaciones, como el impacto ecológico derivado del elevado consumo energético -tema tratado por Elena de Sus el 15 de febrero de 2025-, así como los riesgos morales, humanos, económicos, sociales y culturales asociados a su uso.
Entre estos, el conferenciante destacó especialmente el problema del desplazamiento laboral. La IA está sustituyendo tareas tradicionalmente desempeñadas por personas, lo que podría provocar una pérdida de valor económico del trabajo. Ante esta situación, apuntó algunas posibles soluciones: facilitar bajas voluntarias con indemnización y preparar a las personas para adaptarse a nuevas funciones, así como fomentar la creación de nuevos empleos.
El ponente subrayó, no obstante, las limitaciones actuales de la inteligencia artificial. Según explicó, la IA no puede:
- organizar el trabajo de forma efectiva,
- anular la creatividad individual en el entorno laboral,
- mostrar calidez humana,
- ni negociar de forma inmediata, aunque sí puede resultar útil como herramienta de apoyo en procesos de negociación a largo plazo.
Finalmente, al comparar herramientas como CoPilot o ChatGPT con la labor docente, concluyó que la inteligencia artificial nunca podrá sustituir al profesorado, aunque sí podría reemplazar al libro como fuente de información.