Deusto Business School y el Centro de Ética Aplicada reflexionan en las VIII Jornadas de Ética sobre el papel de la empresa en la localización de los ODS

Mesa redonda de las Jornadas de Ética

08 April 2025

Bilbao Campus

La Universidad de Deusto, a través de su Centro de Ética Aplicada, y Deusto Business Alumni celebraron el pasado 8 de abril las VIII Jornadas de Ética, en colaboración con la Fundación BBK. Bajo el título "El rol de la empresa en la localización de los ODS", el encuentro reunió a expertos, profesionales y representantes del mundo empresarial para dialogar sobre cómo integrar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la estrategia de las organizaciones desde una perspectiva ética y con impacto en el entorno local.

En la inauguración, Antón Azlor, presidente de Deusto Business Alumni, destacó la importancia de detenerse a “escuchar y pensar” en un contexto social y político convulso. A continuación, Fernando Bayón, vicedecano de Investigación, Postgrados e Institutos de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, abordó el equilibrio entre lo global y lo local como uno de los retos conceptuales actuales. También, destacó la necesidad de activar respuestas desde los territorios frente a la complejidad del mundo contemporáneo.

Por su parte, Xabier de la Torre, responsable de Marketing de Fundación Bancaria BBK, puso en valor el creciente papel de las empresas como agentes que gozan aún de la confianza pública, en el actual contexto marcado por la incertidumbre geopolítica, la polarización y la desconfianza ciudadana hacia las instituciones. En este sentido, apeló a la necesidad de construir nuevos modelos económicos, sociales y políticos basados en la confianza, que conecten con la economía real y respondan de forma responsable a los desafíos actuales: el cambio climático, la transformación digital y las desigualdades sociales.

“Nos enfrentamos a una triple transición –ecológica, tecnológica y socioeconómica– que requiere una respuesta decidida y ética por parte de las organizaciones”, aseguró. Asimismo, reivindicó una Europa “soberana, solidaria y unida”, capaz de liderar una competitividad sostenible y de avanzar hacia una economía más autosuficiente y resiliente en sectores estratégicos como la energía o la tecnología.

Ecosistemas colaborativos

A continuación, intervino Sébastien Vauzelle, jefe de la Secretaría de la Coalición Local 2030, quien durante su intervención, ofreció una visión global, pero profundamente conectada con la dimensión local, sobre el papel transformador de los ODS en el mundo actual. En su opinión, en un mundo caracterizado por la incertidumbre, los ODS se presentan como una "brújula indispensable" para orientar la acción colectiva hacia un modelo más justo, equitativo y sostenible.

A través de esta metáfora, explicó cómo los ODS pueden ayudar a navegar en medio de una crisis global marcada por desafíos interconectados: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desigualdad social, la polarización política, la pandemia y conflictos como la guerra en Ucrania. "En este escenario complejo, necesitamos una visión transformadora que supere las respuestas fragmentadas y nos permita avanzar hacia una transformación sistémica”, subrayó.

Sébastien Vauzelle también reflexionó sobre los límites del enfoque tradicional del desarrollo, basado en soluciones homogéneas aplicadas universalmente. “Durante años se creyó que una misma receta serviría para alcanzar una prosperidad compartida, pero la realidad ha demostrado que eso no es sostenible. Necesitamos repensar los modelos desde lo local, desde la ética, y con una mirada plural”, indicó.

En cuanto al rol de las empresas, defendió que estas no pueden entenderse al margen del entorno que las rodea: sus trabajadores, sus comunidades y los territorios en los que operan. Recalcó que la localización de los ODS permite a las empresas entender mejor sus propias necesidades y retos, y les brinda una guía para redefinir su propósito y modelo de negocio. “Participar en la construcción de una visión compartida del territorio es esencial para que las empresas puedan contribuir activamente al desarrollo sostenible”, afirmó.

Sin embargo, también advirtió que esta transición requiere de inversión, resiliencia institucional y colaboración público-privada. La incertidumbre actual dificulta muchas veces las decisiones de inversión, especialmente en sectores estratégicos. Por ello, cree que hay que fomentar ecosistemas de innovación, en los que la empresa no actúe de manera aislada, sino en alianza con universidades, centros de formación, gobiernos y otras organizaciones. “Los territorios más exitosos son aquellos que han sabido tejer estas redes de colaboración” manifestó. 

Además, puso el foco en el talento humano como eje clave de cualquier estrategia sostenible. El desarrollo de competencias y capacidades requiere tiempo, inversión y una visión de largo plazo. “Formar personas comprometidas con un propósito compartido es el cimiento de un modelo más justo y resiliente”, sostuvo.

Por último, Vauzelle abordó la necesidad de reforzar los mecanismos de financiación, tanto pública como privada. Abogó por una mayor descentralización de recursos desde los niveles centrales, una reforma fiscal alineada con los principios de sostenibilidad, y una cooperación más efectiva entre el sector público y el privado. Todo ello, sin perder de vista el papel esencial de la ética como “una promesa de prosperidad compartida” y los ODS como un lenguaje común que facilita el diálogo entre actores diversos.

Experiencias reales desde el ámbito local

En el marco de la jornada, se celebró una mesa redonda, moderada por Peru Sasia, del Centro de Ética Aplicada, que reunió a tres destacadas representantes del tejido empresarial vasco: Mentxu Baldazo, Sustainable Competitiveness Manager en Irizar; Ainhoa González, responsable de Estrategia Ambiental en el Grupo Campezo; y Beatriz González, directora general de Betsaide. La conversación giró en torno al papel del sector privado en la localización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los avances que cada empresa ha experimentado en esta dirección.

Cada una de las ponentes compartió ejemplos prácticos de cómo sus organizaciones han integrado los ODS en su día a día. Ainhoa González explicó que, en Grupo Campezo, la preocupación inicial fue cómo abordar los ODS de forma creíble y alineada con la realidad social. “Nos preguntamos cómo contribuíamos a los ODS y qué no estábamos comunicando. Por eso, desarrollamos una herramienta 'ad hoc' para cuantificar no solo qué ODS impactábamos, sino en qué medida lo hacíamos”, señaló. Subrayó también que, en un contexto global marcado por el escepticismo climático —mencionando incluso el negacionismo de líderes como Donald Trump—, las empresas se han convertido en uno de los principales focos de confianza para la ciudadanía.

Por su parte, Mentxu Baldazo, de Irizar, destacó el fuerte compromiso de su empresa con el impacto colectivo (ODS 17), así como con objetivos transversales como la igualdad de género (ODS 5) y la paz y justicia (ODS 16). “Nuestro compromiso con el entorno es claro: fabricamos en Euskadi, y el 19% de nuestras compras globales se realizan solo en Gipuzkoa. Además, buscamos constantemente alianzas y lideramos proyectos interterritoriales con hasta siete comunidades autónomas”, explicó. También puso en valor su colaboración con centros tecnológicos para hacer más sostenible su cadena de suministro.

Desde Betsaide, Beatriz González recalcó que su empresa ha trabajado internamente para apoyar el impulso de los ODS y definir acciones concretas desde dentro de la organización.

¿Qué ha supuesto para la organización asumir los ODS? A esta cuestión, Ainhoa González respondió que en Campezo los ODS marcaron un cambio importante: pasar de la gestión táctica a la estrategia corporativa. Apuntó, no obstante, a una dificultad clave: la volatilidad normativa europea, que genera desconfianza entre las empresas. También compartió ejemplos concretos de impacto social interno: “En un sector como la construcción, hemos impulsado la visibilidad de la mujer y promovido clases de yoga para combatir el estrés laboral”.

Beatriz González ofreció una visión transformadora desde su experiencia en Betsaide. Contó cómo un estudio externo reveló la necesidad de fortalecer la gobernanza interna. “Creamos la figura de la consejera delegada, y comenzamos un proceso colectivo para decidir quiénes queríamos ser como empresa”, explicó. En ese camino, se apostó por crear ilusión y un sentido de pertenencia. “Queremos que nuestros trabajadores quieran jubilarse en Elorrio, en Betsaide. Para eso, creamos espacios de escucha activa y empezamos a generar socios a partir de la capitalización del paro”, relató. El objetivo: construir una empresa donde todas las personas tengan su espacio y las mismas oportunidades.

Sobre los factores que han facilitado este avance, Mentxu Baldazo indicó que uno de los motores del cambio ha sido preguntarse qué hay más allá del beneficio económico. “Queríamos que nuestro equipo pensara no solo en el sueldo, sino en el propósito. Tomamos como referencia los 10 principios del Pacto Mundial, y avanzamos hacia una cultura de medición, con objetivos claros, personas responsables y datos fiables”.

De cara al futuro, las tres representantes coincidieron en que el compromiso con los ODS no solo se mantiene, sino que se refuerza. Ainhoa González señaló que el Grupo Campezo ha sido reconocido en los premios de la Agenda 2030 del Gobierno Vasco, y que sus principales retos están ahora en el plano ambiental. “Trabajamos por la economía circular, abasteciéndonos con residuos de otras cadenas productivas, y por la descarbonización de nuestros procesos”, detalló. 

Desde Irizar, Mentxu Baldazo insistió en que su enfoque de sostenibilidad ya tiene prioridades y objetivos definidos, y que seguirán usando los ODS como herramienta para convertir amenazas en oportunidades. “Queremos no solo hacerlo bien, sino hacer el bien, y formar a todas las personas en esa dirección”, expresó. Y, por último, Beatriz González compartió que los retos de Betsaide combinan lo ambiental con una mejora de la gobernanza interna, apostando por un modelo de empresa más justo e inclusivo. “También nos enfrentamos a un reto logístico: necesitamos cambiarnos de ubicación, porque nuestras instalaciones actuales no permiten crecer”, concluyó.

 

 

VIII Jornadas de Ética