10 January 2013
Bilbao Campus
Experiencias positivas
No obstante, este estudio innova con respecto a lo ya hecho, ya que no solamente ha valorado las experiencias negativas de ser cuidador, sino que también ha examinado las experiencias positivas de ser cuidador y como ambos tipos de experiencias se combinan y se reflejan al final en la calidad de vida.
Así, la experiencia de ser cuidador no solamente acarrea vivencias negativas (ej, la sobrecarga) sino que también es fruto de experiencias positivas, entre las que se hallan el aumento de la autoestima, sentirse útil, encontrar un nuevo sentido en la vida, crecer como persona, crecer espiritualmente y desarrollar la resiliencia. La resiliencia es una fuerza interna que nace en los malos momentos y que nos ayuda a poner en funcionamiento muchos recursos personales para superar y hacer frente a las adversidades.
En el citado estudio la experiencia adversa a la que han hecho frente los cuidadores es la de presenciar el daño cerebral adquirido en un familiar y responsabilizarse de su cuidado indefinidamente. Una vez desarrollada esta resiliencia, ésta convierte a la persona en resiliente con lo que esta persona dispondrá de más recursos internos y externos para que no le afecten tan negativamente futuras experiencias adversas.
Para llevar a cabo este estudio se contó con la colaboración de 164 cuidadores de personas con Daño Cerebral pertenecientes a la Asociación de personas con un daño cerebral adquirido del País Vasco (FEATECE), de Navarra (ADACEN) y de los centros de atención a personas con discapacidad de Bekoetxe y Lurgorri, pertenecientes a la Diputación Foral de Bizkaia.
El perfil típico encontrado entre los cuidadores participantes era que el 77% eran mujeres (madres y esposas principalmente), con una edad media de 58 años, que llevaban una media de 11 años encargadas del cuidado de la persona con DCA a la que le dedicaban una media de 80 horas a la semana. Por su lado, la persona afectada por DCA solía ser un hombre (68%) afectado principalmente por un traumatismo craneal (43%) o por un accidente cerebrovascular (42%) con una edad media de 53 años.
Aumentar la resiliencia
El estudio concluye principalmente que es tan importante para la calidad de vida el nivel de sobrecarga que siente el cuidador como el nivel de resiliencia que éste haya desarrollado. Otros aspectos positivos como el sentirse más útil en la vida y haber crecido como persona a raíz de dicha experiencia también mejoran la calidad de vida, pero en menos medida que la influencia que tiene la resiliencia.
Asimismo el estudio relativiza también la importancia que tienen el número de secuelas que tenga la persona para determinar la calidad de vida de su cuidador. Aunque sí que existe una relación de que a más secuelas de la persona afectada peor calidad de vida del cuidador, esta relación es débil, no cumpliéndose en todos los casos. Este estudio aporta evidencias para que en el futuro, las intervenciones terapéuticas dirigidas a mejorar la Calidad de Vida de Cuidadores de personas con DCA incluyan, además de programas dirigidos a reducir la carga, programas dirigidos a aumentar la resiliencia, los aspectos positivos del cuidado y el crecimiento positivo.
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