"Turismo a la salida del COVID-19", por Aurkene Alzua, profesora del grado en Turismo

Aurkene Alzua Turismo y COVID-19

06 abril 2020

Campus San Sebastián

El sector del turismo ha sido uno de los primeros que ha tenido que frenar en seco, y su recuperación no podrá comenzar hasta que se supere la emergencia sanitaria y se eliminen totalmente las restricciones para viajar. Mientras más dure la crisis, la supervivencia de las empresas del sector turístico resultará más difícil, especialmente la de las pequeñas y medianas empresas (pymes) que representan el mayor gran porcentaje del tejido empresarial. Según la última actualización de la Cuenta Satélite del Eustat, con la que se calcula la evolución de su peso respecto al Producto Interior Bruto a precios de mercado, en 2018 el sector del turismo aportaba una renta de 4.651 millones de euros a la CAPV. Esto suponía el 6,1% del PIB del País Vasco (en Gipuzkoa suponía el 7,6% del PIB, en Bizkaia el 5,4% y en Álava el 5,1%). En el cuarto trimestre de 2019, en el sector turístico se contabilizaba un total de 106.973 afiliados en la Seguridad Social (el 11 % del total de afiliados en alta laboral de la C.A. de Euskadi). Estos datos reflejan el peso reciente del turismo en la actividad económica vasca, pero su relevancia puede variar notablemente dependiendo de cómo se supere la crisis derivada del COVID-19.

La crisis en el sector turístico es de demanda, al verse impedida la movilidad de las personas. Frente a ello, gran parte del conjunto de la economía se ha visto afectada por un shock de oferta (donde muchas empresas de la industria manufacturera han tenido que interrumpir su producción). A diferencia de la industria de bienes, en la industria turística no hay stocks de servicios turísticos. No es posible almacenar las noches de hotel, las reservas de mesas de restaurante o billetes de avión no vendidos. Ello significa que el impacto negativo actual sobre la cuenta de explotación de las empresas turísticas se podría contrarrestar bien incrementando el nivel de ventas futuras (por ejemplo, ampliando la temporada turística con respecto a otros años) o bien incrementando el nivel de rentabilidad de cada nuevo servicio turístico vendido (lo que será complicado en un escenario futuro de comercialización turística agresiva con rebajas de precio generalizadas para captar una demanda, con un mayor peso doméstico, y muy inferior en su conjunto a la de otros años).

Se anticipa una recuperación lenta. Podríamos afirmar que estamos en una "hibernación" hasta que las cosas mejoren. Sin embargo, no es tan evidente que todas las empresas puedan "despertar" de ese sueño invernal y es posible que la mitad de las empresas turísticas que operaban en la Semana Santa hace un año ya no existan. Las empresas turísticas y las regiones que dependen en gran medida de los visitantes extranjeros serán las más afectadas.

Sin embargo, debemos evitar ser demasiado negativos. Una vez que tengamos suficiente control sobre la extensión de Covid-19 para relajar las restricciones de confinamiento, tras semanas de vivir y trabajar desde casa, algunas personas podrán gastar dinero ahorrado por la falta de consumo. Pero también entraremos en un período en que las personas han perdido y perderán empleos; y ya se observa la pérdida generalizada de empleos en la geografía europea. En un escenario a medio plazo, el control de la crisis propiciará una lenta recuperación del sector turístico, de la actividad y el empleo, al ritmo que marque el crecimiento de la demanda (y en menor medida la oferta) de servicios turísticos.
Hasta que se desarrolle una vacuna para Covid-19, posiblemente para el próximo año, puede que no haya una reactivación significativa del mercado e internacional. La apertura selectiva de las fronteras puede ocurrir a medida que diferentes países controlen el virus. Idealmente, eso incluiría la actividad entre los mercados europeos si los consejos de las autoridades sanitarias dicen que se podría hacer de manera segura.
Pero mientras tanto, la gente estará de vacaciones en casa y la industria del turismo tiene que enfrentarse a un mercado que es 100% puramente local. La recuperación será por “zonas”, inicialmente muy dependiente del turista doméstico y de proximidad.

Desde una óptica turística será fundamental conseguir reducir los tiempos de reactivación de la demanda y el consumo turístico. Los primeros viajes que se activen serán aquellos a destinos más próximos, viajes cortos en el día o de fin de semana que permitan recuperar la confianza del viajero poco a poco, y será necesario intensificar la promoción en esos viajes.
Existe la oportunidad para empezar a relanzar nuevas estrategias de experiencias turísticas desde y para los locales. Las ofertas de paquetes para viajes por carretera más asequibles son una gran oportunidad para que diferentes empresas y destinos colaboren. Un tipo de viaje en el que tendrán un valor añadido adicional aquellos que sepan trasladar al turista potencial una imagen de higiene extrema y seguridad.
Será necesario conocer mejor al potencial viajero. Entraremos en una nueva era donde se hará imprescindible conectar con el viajero. Los procesos de “co-creación ” de los servicios turísticos serán fundamentales si queremos atraer al viajeros y ofrecerle confianza y seguridad.
La necesidad de viajar no desaparecerá, pero se habrá transformado hacia una manera de viajar que hoy desconocemos. La inteligencia artificial y la gestión basada en los datos se convierten en los grandes aliados para aquellos destinos y empresas que quieran prepararse para trabajar en un mercado que no volverá a ser el mismo.
China ha acelerado el desarrollo de su industria cultural y turística digital para ayudar a la industria a superar el golpe del nuevo COVID-19, según dijo el pasado miércoles un funcionario del departamento de desarrollo industrial del Ministerio de Cultura y Turismo. (MCT).
La cultura digital y el turismo basado en 5G e inteligencia artificial pueden facilitar el diseño de las pautas para empezar a reabrir y promocionar sitios turísticos, museos y otras instalaciones con el fin de proporcionar productos turísticos seguros.
Generar los puentes y el diálogo entre los viajeros y la industria hacia la reactivación del sector, proteger los derechos e intereses de los servicios turísticos locales y establecer pautas de servicios inteligente son acciones que podemos empezar a realizar desde nuestras casas a través de la tecnología. Aprovechemos el momento para conocer nuestro país y planificar el futuro del turismo.