Líderes de universidades jesuitas de todo el mundo reflexionan en Bogotá sobre el futuro de la educación jesuita frente a los desafíos globales

IAJU 2025 Bogotá

03 julio 2025

Campus Bilbao

Desde el 30 de junio hasta el 3 de julio de 2025, la Pontificia Universidad Javeriana es sede de la Asamblea de la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas (IAJU), un encuentro de gran relevancia para la educación superior jesuita que, por primera vez en América Latina, ha reunido en Bogotá a más de 300 presidentes, rectores y líderes académicos de más de 200 instituciones de educación superior de Asia, África, Europa y América. Todos ellos se han congregado para reflexionar conjuntamente sobre el papel de estas universidades y articular una respuesta ética, educativa y espiritual a los desafíos más urgentes y complejos del mundo actual.

IAJU, fundada en 2018, tiene como misión promover la colaboración entre universidades para avanzar en temas como la paz, la reconciliación, la ecología integral y la justicia social. Hoy, la red acompaña el camino académico y formativo de más de 750.000 estudiantes alrededor del mundo y busca seguir ampliando su impacto global.

“Buscamos responder a la pregunta de qué es lo particular de nuestras instituciones, cuál es esa cualidad ‘especial’ o ‘única’ que caracteriza su modo de insertarse en el momento presente, en la construcción del futuro deseado", manifestó el padre Arturo Sosa S.J, Superior General de la Compañía de Jesús.

Por su parte, el padre Luis Fernando Múnera, rector de la Universidad Javeriana, afirmó que “Hoy, IAJU está llamada a ampliar horizontes, a discernir sobre su misión en tiempos desafiantes, a seguir cuidando la universidad como institución social vital y relevante para la sociedad y la democracia, a ahondar en su sentido y a fortalecer su impacto en la vida de las personas y de nuestras sociedades. Abordar juntos los desafíos del presente es, también, proponer caminos de esperanza”.

La IAJU 2025 también es una respuesta directa a la llamada del padre General Arturo Sosa SJ, a buscar un discernimiento que conduzca a decisiones compartidas sobre lo que caracteriza a los centros que forman parte de la IAJU. Una invitación a articular una visión cómun sobre lo que la educación jesuita puede ofrecer de manera única en un mundo marcado por la transformación tecnológica, la crisis ecológica, la fragmentación social y la incertidumbre moral. Cambios que han debilitado las democracias, provocado migraciones masivas y alimentado una sensación generalizada de desesperanza, especialmente entre los jóvenes que nuestras instituciones buscan servir. Por todo ello, “buscamos responder a la pregunta sobre “qué es lo particular de nuestras instituciones, cuál es esa cualidad ‘especial’ o ‘única’ que caracteriza su forma de insertarse en el momento presente en la construcción del futuro deseado”, reiteró el padre Sosa.

En este sentido, la Asamblea se ha estructurado en torno a cuatro días de trabajo para abordar, en sesiones plenarias, los siguientes temas: “Democracia en crisis”, con especial énfasis en tres tendencias mundiales preocupantes: el populismo, la polarización y la transición hacia sociedades de la posverdad; “El bienestar de los estudiantes: una guía ignaciana para la salud espiritual y mental”; “Los desafíos del secularismo”, para evaluar críticamente su impacto en la educación integral y en la identidad de las universidades católicas y jesuitas; “Inteligencia Artificial: beneficios y desafíos”, con un enfoque que permita navegar sus complejidades analizando las numerosas formas en que está transformando la educación superior; “Migración, refugiados y personas en frontera: mejores prácticas y colaboraciones (dentro y fuera de la Red)”, y “Justicia ambiental: respondiendo al clamor de la tierra y al clamor de los pobres”.

Un encuentro que, además de promover el diálogo y la reflexión, busca inspirar nuevas iniciativas, fortalecer proyectos en curso y abrir oportunidades de colaboración. Por ejemplo, tras la Asamblea de IAJU realizada en Boston (2022), más de 20 universidades de distintos continentes se unieron al Global Citizenship Curriculum (Currículo de Ciudadanía Global). También se han promovido iniciativas como la Plataforma Laudato Si’, adoptada por más de 50 instituciones, y se han fortalecido redes como ReconciliaNet, enfocada en proyectos de reconciliación social.

Además, como parte de la responsabilidad ambiental de la Universidad Javeriana, la institución compensará la huella de carbono de este evento con la siembra de 450 árboles en el municipio de Armero, Tolima.

Día 1: La educación jesuita frente a la crisis democrática global

La Asamblea IAJU 2025 se inició el 30 de junio con una sesión que pretendía responder a la petición del padre Arturo Sosa SJ para enfrentar el aumento del populismo, la polarización y el debilitamiento de la democracia en todo el mundo mediante acciones concretas. El taller “La democracia en crisis” abrió un espacio para compartir buenas prácticas, experiencias de resiliencia institucional y propuestas de colaboración global. Desde Nicaragua hasta el Líbano, pasando por India, Estados Unidos y África, las universidades jesuitas se posicionaron como actores clave en la defensa de la justicia, la ciudadanía global y el bien común.

La sesión comenzó con una presentación sobre el origen del Grupo de Trabajo de la IAJU sobre Democracia y Derechos Humanos, cuyos objetivos incluyen liderar la respuesta de la Compañía de Jesús ante el deterioro democrático, fomentar la colaboración académica global y reforzar los vínculos entre las universidades y la sociedad civil. El propósito: posicionar a la educación jesuita como una fuerza global para la renovación democrática.

El taller incluyó varias sesiones. En la primera titulada “Intercambio de Buenas Prácticas, un Enfoque en Crisis y Resiliencia”, moderada por Thomas Banchoff de la Universidad de Georgetown, se presentaron las realidades y respuestas de instituciones jesuitas en dos regiones afectadas por crisis.

Mario Ernesto Cornejo MenaSJ habló del caso del cierre de la Universidad Centroamericana (UCA) en Nicaragua debido a represiones autoritarias. Tras el cierre en 2023, la UCA El Salvador y la Universidad Rafael Landívar en Guatemala acogieron a cientos de estudiantes desplazados, desarrollando programas virtuales y movilizando ayuda financiera a pesar de los desafíos regulatorios y políticos. El padre Cornejo destacó el poder de la solidaridad institucional, la importancia del trabajo en red, la flexibilidad y la innovación, así como la necesidad urgente de cooperación internacional y financiamiento.

Desde el Líbano, el padre Salim DaccacheSJ de la Universidad de San José, subrayó el impacto del conflicto persistente y el colapso económico. En medio de la crisis, la universidad redobló su apuesta por la educación cívica, ofreciendo más de 200 cursos sobre ciudadanía, estableciendo consejos colaborativos y promoviendo el diálogo interreligioso y la reconstrucción nacional. Con el 60 % de los estudiantes recibiendo ayuda financiera, la universidad busca fomentar esperanza y retener el talento joven en el Líbano mediante la educación y la participación.

El Dr. Banchoff también presentó el Proyecto de Currículo de Ciudadanía Global y el Programa de Becarios, que ya alcanza a más de 2.000 estudiantes en más de 60 instituciones de más de 20 países. Tres estudiantes becarios de India, Filipinas y Guatemala compartieron reflexiones sobre el diálogo intercultural, la empatía democrática y el papel de la inteligencia artificial y la ética en la ciudadanía global. Sus experiencias destacaron el trabajo contracultural, pero esencial, de formar jóvenes comprometidos con la justicia, la empatía y la responsabilidad global.

La segunda sesión, “Visiones regionales y soluciones colaborativas”, fue dirigida por el padre Luis ArriagaSJ con panelistas de América Latina, Asia, África, Europa y América del Norte. Cada uno compartió perspectivas sobre la situación democrática en su región y las respuestas de las instituciones de educación superior jesuita mediante la investigación, la educación y la incidencia pública.

Azul Aguiar presentó el trabajo del Observatorio Latinoamericano sobre Democracia, que incluye encuestas y un programa de maestría interinstitucional sobre democracia y derechos humanos. Expresó su entusiasmo por expandir la colaboración con otras regiones y con instituciones jesuitas que desarrollan programas relacionados con la democracia.

Matthew CarnesSJ desde EE. UU., enfatizó el papel de las universidades para contrarrestar la creciente desconfianza en las elecciones, la insatisfacción con los medios tradicionales y el desmantelamiento institucional, mediante una educación basada en evidencia y la incidencia pública.

Desde Asia-Pacífico, Philip Tuaño alertó sobre una preocupante disminución del compromiso democrático en Filipinas, que se está abordando mediante programas de educación cívica antes de las elecciones nacionales. Los próximos pasos incluyen ampliar su alcance investigativo en Asia y brindar formación práctica para jóvenes líderes y funcionarios públicos.

Paul Newman describió la regresión democrática en India, destacando el papel de las instituciones jesuitas en la educación, la concienciación sobre el voto y la defensa de derechos para contrarrestar el aumento del mayoritarismo étnico y religioso, la corrupción y la desigualdad económica. Entre sus próximos proyectos se encuentra una encuesta sobre el voto y la democracia y una red interuniversitaria para compartir datos, promover buenas prácticas y generar incidencia.

Adriano Nuvunga compartió el activismo juvenil “físidigital” en Kenia, que combina acciones en línea y en espacios físicos para movilizar a jóvenes contra la corrupción, el racismo y la xenofobia. Señaló el liderazgo de las universidades jesuitas en la defensa de los derechos humanos y la protección de las minorías. La red busca consolidar alianzas con gobiernos locales y la academia.

Finalmente, la profesora Manal Hamadeh destacó las iniciativas en Europa y Líbano para contrarrestar narrativas anticientíficas y promover la ciudadanía científica, especialmente en contextos de crisis y polarización. La colaboración con el tercer sector es clave para acercar la ciencia y la educación a comunidades vulnerables y migrantes. El taller concluyó con un compromiso renovado para trabajar en red, fortalecer la educación ciudadana y cultivar un liderazgo ético y comunitario que inspire transformaciones positivas.

Fotos Día 1 

Día 2: Inauguración oficial, la transformación institucional y el bienestar estudiantil

La Asamblea se inauguró oficialmente el 1 de julio con la intervención del padre Arturo Sosa SJ, quien en su discurso “La universidad jesuita: testigo de esperanza, presencia creativa y dialogante” invitó a las universidades a ser testigos de esperanza en medio de múltiples crisis sociales, políticas y espirituales que marcan nuestro tiempo. Destacó la importancia de mantener la identidad jesuita y abrir espacios de diálogo y transformación profunda.

Por su parte, el padre Luis Fernando Múnera SJ, rector de la Pontificia Universidad Javeriana, y el padre Joseph Christie SJ., secretario para la Educación Superior de la Compañía de Jesús, presentaron los objetivos clave de la Asamblea, entre ellos, desarrollar planes concretos de transformación institucional y adoptar un nuevo plan estratégico quinquenal.

Un panel, moderado por el padre Christie, presentó diversos enfoques para fortalecer la educación jesuita: Tania Tetlow (Fordham University, EE. UU.) destacó los crecientes desafíos que enfrentan las universidades en Estados Unidos, donde la enseñanza del pensamiento social católico fundamental se ve cada vez más amenazada. En medio de reacciones políticas adversas, hizo un llamado al perdón, al pensamiento crítico y a la centralidad del diálogo: “Las universidades enseñan los antídotos más poderosos contra los crecientes poderes de la oscuridad”. Subrayó la necesidad de formar a los estudiantes en la esperanza y el coraje, enfocándose en construir una “comunidad amada” frente a la polarización y el miedo.

Philip Geister SJ. (Instituto Newman, Suecia) llamó la atención sobre los peligros del uso divisivo de la identidad en Europa. Exhortó a las instituciones a recuperar una identidad enraizada en la misión reconciliadora de Cristo y a vivir virtudes como la solidaridad, la unidad y el diálogo. La esperanza —sostuvo— no debe ser ingenua, sino profundamente evangélica, una fuerza transformadora del mundo.

Roberto Yap SJ (Universidad Ateneo de Manila, Filipinas), abordó la crisis que enfrenta la educación superior a nivel global, desde las disrupciones tecnológicas hasta el escepticismo sobre el valor de los títulos universitarios. Abogó por un modelo educativo reinventado que fomente múltiples inteligencias, el razonamiento ético y la formación integral. Las universidades jesuitas —afirmó— deben responder a este momento con innovación e integridad, convirtiéndose en “puentes” para el diálogo intercultural y agentes de renovación cívica.

Y el rector Luis Fernando Múnera SJ subrayó la necesidad de profundidad y discernimiento en una era digital marcada por la desinformación y el deterioro democrático. Reafirmó la vocación de las universidades jesuitas como espacios de formación intelectual y humana profunda, abiertas a la innovación y enraizadas en una cultura del encuentro y de conversión ecológica.

Intervinieron también representantes de Kenia, India, Japón y Francia, quienes abordaron temas como la vulnerabilidad, la reconciliación, la sostenibilidad y el aprendizaje interdisciplinar.

Posteriormente, se realizó la sesión “Bienestar de los Estudiantes: una guía ignaciana para la salud espiritual y mental”. En la misma, Carlos Gómez (Pontificia Universidad Javeriana, Colombia) llamó la atención sobre la magnitud de la crisis: la mayoría de los trastornos de salud mental comienzan antes de los 25 años y uno de cada cinco estudiantes universitarios podría estar enfrentando dificultades. Insistió en que las universidades no deben limitarse a reaccionar ante las crisis, sino prevenirlas. Para ello, es necesario desmontar estigmas, invertir en la formación del personal y abordar proactivamente causas estructurales como la soledad, el miedo o la sobreexposición digital.

Anna B. Moreland (Villanova University, EE. UU.) identificó tres dificultades comunes entre los estudiantes —la parálisis ante las decisiones, la falta de ocio y la soledad— y propuso respuestas ignacianas para cada una:

- La práctica del discernimiento ignaciano ayuda a los estudiantes a tomar decisiones importantes en la vida con herramientas reflexivas, más allá de los binarismos. Ofrecer modelos positivos y concretos es parte clave de este proceso.

- La “cura personalis” propone renovar la relación con el ocio como espacio vital para el descanso y la construcción de identidad.

- La práctica ignaciana del desapego fortalece la resiliencia al invitar a los estudiantes a liberarse del miedo al fracaso y al rechazo, y a cultivar relaciones auténticas.

Su recomendación: las universidades jesuitas deberían reapropiarse audazmente del lenguaje y las prácticas ignacianas, modelando formas saludables y esperanzadoras de vivir y aprender.

Regina Hechanova Alampay (Universidad Ateneo de Manila, Filipinas) presentó el modelo escalonado de atención en salud mental de su universidad: prevención universal, intervención focalizada y apoyo intensivo. Destacó el éxito del curso obligatorio “Understanding the Self” (“Comprender el Ser”), una asignatura interdisciplinar basada en módulos que promueve la introspección psicológica y el bienestar integral a través de temas como “la paradoja del yo”, “el yo como cuerpo, mente y afecto”, y “el yo como narrativa vital”. Se trata de una propuesta proactiva y escalable que puede integrarse a los planes de estudio en distintas disciplinas.

También resaltó el programa “Katatagan Plus”, una intervención grupal estructurada para desarrollar estrategias de afrontamiento adaptativas, que combina herramientas psicológicas con reflexión espiritual. Un ensayo clínico aleatorizado mostró avances significativos en bienestar y capacidad de afrontamiento. El uso de facilitadores paraprofesionales lo hace viable incluso en contextos con recursos limitados. Ambos programas subrayan el poder de unir formación académica y personal para fortalecer el bienestar estudiantil.

Neeta Pereira (St. Joseph’s University, India) enfatizó el papel de las universidades en cuestionar normas sociales perjudiciales. Resaltó el valor de los espacios seguros contraculturales y de iniciativas como “Samagra” (bienestar integral), “IGNITORS” (formación en habilidades para la vida) y “Kairos” (reflexión basada en la gratitud), que abordan desafíos en las relaciones interpersonales, la construcción de identidad y el crecimiento espiritual.

En todas las intervenciones, la recomendación central fue clara: escuchar con profundidad a los estudiantes. Los planes estratégicos y presupuestos de las universidades jesuitas deben colocar la salud mental y el bienestar en el centro, no como añadidos, sino como elementos fundamentales de su misión. Adaptar los programas a las culturas locales es clave, al igual que invertir de forma sostenida en la formación del profesorado y fomentar la confianza entre departamentos. Las instituciones jesuitas están especialmente capacitadas para liderar en este ámbito, a través de un cuidado personal, espiritual y transformador.

Día 2 (continuación): Los desafíos del secularismo en la educación jesuita

En un mundo cada vez más secular, las universidades jesuitas y católicas están especialmente llamadas a responder al desafío de mantener la integridad de su misión mientras se relacionan con sociedades diversas y plurales. La sesión plenaria 3, “Los desafíos del secularismo”, moderada por el padre Michael Garanzini SJ (presidente de la Asociación de Universidades y Colegios Jesuitas de América del Norte) abordó esta complejidad y ofreció perspectivas y estrategias concretas para que los líderes institucionales gestionen las tensiones entre el secularismo y la educación basada en la fe.

Monseñor Carlo Maria Polvani, Secretario del Dicasterio para la Educación y la Cultura, ofreció una ponencia principal que replanteó el secularismo como un fenómeno cultural dinámico. En lugar de enfrentarlo como un adversario ideológico único, invitó a las universidades a analizarlo desde una perspectiva sociocultural y antropológica, enfatizando que el secularismo se manifiesta de forma diferente según el contexto. Advirtió sobre las respuestas uniformes y animó a las universidades a comprender rigurosamente sus entornos sociales específicos para así diseñar respuestas fieles a la misión, pero enraizadas en la realidad cultural.

Carlo Maria Polvani también destacó la posición matizada de la Iglesia: aunque condena tanto el secularismo extremo como el proselitismo, el Concilio Vaticano II reconoció el potencial del secularismo para proteger la libertad religiosa, y llamó a las instituciones católicas a promover el diálogo entre fe y razón. Las universidades jesuitas —señaló— están particularmente llamadas a fomentar este diálogo, modelando una “cultura del encuentro” y situándose a la vanguardia de la transformación social.

De las respuestas surgieron varias buenas prácticas clave:

- Compromiso intercultural contextualizado. El padre Albertus Bagus Laksana, SJ (Universidad Sanata Dharma, Indonesia), describió cómo su universidad se relaciona con el secularismo en un contexto mayoritariamente musulmán. A pesar de que la mayoría del estudiantado y profesorado no es católico, Sanata Dharma cultiva una apertura a través de la espiritualidad ignaciana, retiros inclusivos y compromisos morales compartidos. Subrayó el valor de las identidades religiosas híbridas y de la pertenencia cultural plural para resistir el fundamentalismo y promover la reconciliación.

1. Responder a la búsqueda de sentido de los estudiantes. Katia Passerini (Universidad de Gonzaga, EE. UU.) enfatizó que, aunque muchos estudiantes actuales no se identifican con una religión, siguen profundamente preocupados por el propósito, la pertenencia y el sentido. Recomendó integrar la búsqueda espiritual en el currículo, especialmente a través del diálogo y de la integración de fe y razón en disciplinas más allá de la teología. Datos de encuestas nacionales y experiencias en su campus muestran que estos enfoques resuenan fuertemente con la generación Z.

2. Profesorado y liderazgo comprometidos con la misión. Rafael Fernández SJ (Universidad Antonio Ruiz de Montoya, Perú) recordó que la mejor defensa frente al secularismo es una comunidad de creyentes que encarne su fe con el testimonio. En América Latina, donde la afiliación católica está en declive, subrayó la importancia de renovar la identidad católica no desde el dogma, sino desde la pedagogía ignaciana y la teología de la liberación a la justicia.

3. Humanidades y formación de identidad. Polvani concluyó destacando el papel esencial de las humanidades en la formación estudiantil. Los profesores que involucran a los estudiantes en filosofía, ética y literatura contribuyen a cultivar el discernimiento, la empatía y el pensamiento crítico, valores centrales de la tradición jesuita. De hecho, muchas familias y estudiantes no católicos se sienten atraídos por las universidades jesuitas precisamente por estos valores.

4. Equilibrar la identidad católica con una inclusión genuina. Todos los ponentes afirmaron el valor de una cultura institucional inclusiva que no diluye la misión, sino que la enriquece. La identidad católica, cuando se vive con apertura y humildad, puede convivir con la diversidad religiosa y cultural. Como señaló Passerini, los momentos de crisis en los campus han revelado el profundo anhelo por espacios de reflexión, cuidado y liderazgo moral.

Conclusión: las universidades jesuitas no enfrentan el secularismo desde la periferia, sino desde su núcleo. En última instancia, el secularismo reta a estas instituciones no a replegarse, sino a liderar: a ser espacios de diálogo, reflexión y encuentro auténtico.

Fotos día 2

Día 3: Inteligencia Artificial, migración y justicia ambiental

Durante la sesión plenaria cuatro “Inteligencia Artificial: beneficios y desafíos” celebrada el 2 de julio, los panelistas solicitaron responder de manera proactiva, ética y alineada con la misión institucional frente a la integración de la IA en la enseñanza, la investigación y la estrategia universitaria. 

Diego Alejandro Patiño Guevara (Pontificia Universidad Javeriana, Colombia) enfatizó que la IA no representa solo un cambio tecnológico, sino una transformación cultural y educativa. Propuso un marco estructurado para su integración, basado en un liderazgo intencional. Una estrategia sólida, sostuvo, debe comenzar desde la alta dirección —definiendo la visión— y extenderse a través de procesos inclusivos que involucren a profesores, personal administrativo y estudiantes. La implementación de proyectos piloto, la identificación de líderes internos y la alineación con la misión y los valores institucionales son claves para el éxito.

El moderador, Brian Patrick Green (Universidad de Santa Clara, EEUU) reforzó estos principios desde una perspectiva teológica, recordando que la doctrina social de la Iglesia exige un discernimiento ético por encima de la eficiencia. Documentos eclesiales como Antiqua et Nova y los Diálogos de Minerva ofrecen modelos para reflexionar y actuar frente a las nuevas tecnologías. 

Pablo Garaizar Sagarminaga (Universidad de Deusto) recalcó que la alfabetización digital debe convertirse en un componente esencial de la educación jesuita. Las respuestas del profesorado ante la IA oscilan entre la evasión y la dependencia excesiva, pero el discernimiento crítico —saber cuándo y cómo usar la IA— es fundamental. Recomendó un enfoque educativo por etapas: los primeros años universitarios deben enfocarse en desarrollar habilidades cognitivas sin IA, mientras que en los últimos años debe incentivarse el uso de la IA en sintonía con la práctica profesional. El uso adecuado requiere atención a la pedagogía, la salud mental y la ética de los datos.

El profesor Patiño respaldó esta visión con hallazgos de la Encuesta Global de Estudiantes sobre IA del Consejo de Educación Digital (2024), según la cual el 86 % de los estudiantes ya usa IA en sus estudios y el 72 % espera recibir formación formal sobre su uso ético. Las instituciones jesuitas deben responder con políticas claras, formación pertinente y espacios para una apropiación crítica de la IA.

Annick Castiaux (Universidad de Namur, Bélgica) señaló la necesidad de innovar con responsabilidad. Expuso tres etapas en la reacción institucional ante la IA: prohibiciones iniciales, adopción cautelosa y una reflexión ética más profunda. Basándose en directrices de la UE, propuso desarrollar sistemas propios de IA que garanticen la transparencia y la protección de datos, y advirtió sobre los riesgos de las “monoculturas” tecnológicas que frenan la innovación.

Renato Cerqueira (Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, Brasil) resaltó el potencial de una “IA epistémica y gobernable” para potenciar el descubrimiento científico y el impacto social. En el Instituto Behring de IA, su equipo aplica un modelo transdisciplinario para diseñar herramientas que amplíen la capacidad humana de generar conocimiento. Presentó un nuevo programa de licenciatura en IA que combina formación técnica y humanística, ofreciendo un modelo replicable para otras universidades.

El Dr. Green devolvió el foco a la persona humana. Advirtió sobre una “educación individualizada” impulsada por IA que diluye la relación esencial entre docente y estudiante. Con una analogía elocuente, preguntó: ¿queremos que los estudiantes desarrollen su fuerza (como levantar pesas) o que simplemente deleguen el esfuerzo (usando una grúa)? La IA debe asistir, no reemplazar el aprendizaje humano. La verdadera educación forma el carácter, no solo los resultados. Las universidades jesuitas, sostuvo, deben redoblar su apuesta por lo “radicalmente humano”: compasión, creatividad, integridad y vínculo.

Los panelistas coincidieron en que la IA está transformando la educación con demasiada rapidez como para que cada institución actúe por separado. La diversidad de contextos jesuitas es una fortaleza que debe aprovecharse mediante una colaboración más estrecha. La profesora Castiaux propuso el desarrollo conjunto de sistemas de IA con valores jesuitas. El Dr. Patiño sugirió construir un marco compartido de política digital. El Dr. Cerqueira planteó que la red funcione como un laboratorio de innovación y el el Dr. Green concluyó que, aunque no podemos frenar el ritmo de la IA, sí podemos acelerar el diálogo y la acción coordinada.

En este sentido, a medida que la IA sigue evolucionando, las universidades jesuitas tienen tanto la responsabilidad como la oportunidad de liderar. Promoviendo un liderazgo ético, fortaleciendo la alfabetización digital, innovando responsablemente, centrando la educación en la persona y trabajando en red a nivel global, estas instituciones pueden hacer que la IA sirva al bien común y fortalezca —en lugar de debilitar— su misión.

Día 3 (continuación): Migración, personas refugiadas y quienes viven en las fronteras

"Migración, personas refugiadas y quienes viven en las fronteras: buenas prácticas y colaboraciones", fue el tema sobre el que giró la sesión plenaria Cinco. En sintonía con la Preferencia Apostólica Universal de la Compañía de Jesús de caminar con los excluidos, esta mesa destacó cómo las universidades pueden ir más allá de una solidaridad simbólica para pasar a una acción sostenida en favor de las personas migrantes, refugiadas y desplazadas por la fuerza. Con ponencias de representantes de instituciones de México, Kenia, India, Polonia y otros países, el encuentro concluyó con un conjunto de recomendaciones claras y prácticas para las universidades jesuitas, respaldadas por herramientas y orientaciones del Grupo de Trabajo sobre Migración de la IAJU. Estas recomendaciones clave son: 

1. Integrar la migración en el currículo: Las instituciones deben incorporar los temas de migración y desplazamiento en las distintas disciplinas académicas, fomentando así la conciencia y la acción entre los estudiantes. El P. Elias Opongo SJ presentó como ejemplo los cursos de “Teología de la Migración” o los estudios sobre movilidad humana que se imparten en Hekima University College (Kenia), los cuales combinan reflexión ética con experiencias concretas.

2. Apoyar a estudiantes migrantes y refugiados: Becas, pasantías, mentorías e inclusión directa en la vida académica son fundamentales. El moderador, P. Alberto Ares SJ (Jesuit Refugee Service Europa) hizo un llamado a las universidades a “convertir la investigación en acción” garantizando que las personas desplazadas tengan un lugar en el ámbito académico.

3. Aprovechar la voz institucional para la incidencia pública: Las universidades jesuitas poseen una autoridad moral e intelectual. Como señaló Margarita Núñez Chaim de la Universidad Iberoamericana (México) las instituciones pueden usar la investigación y los datos para influir en políticas públicas, desmontar narrativas antimigrantes, promover la dignidad humana y facilitar el diálogo.

4. Fomentar la colaboración intersectorial: Las universidades deben asociarse con ONG, gobiernos locales y redes internacionales para amplificar su impacto. El P. Tomasz Homa SJ (Universidad Ignaciana, Polonia) y el P. Pradeep Kerketta SJ (Instituto Xavier de Ciencias Sociales, India) presentaron proyectos como Espacio de Esperanza en Polonia y talleres jurídicos en India como ejemplos del poder de las iniciativas conjuntas en ámbitos humanitarios, legales y psicosociales.

5. Crear campus acogedores y con enfoque en el trauma: La moderadora, Stephanie Russell (Asociación de Universidades y Colegios Jesuitas de Norteamérica) hizo un llamamiento a expandir en nuestras instituciones espacios de acogida, centrados en la colaboración y la hospitalidad. Ejemplos concretos incluyen la creación de recursos para la salud mental y espacios seguros para el cuidado y la sanación, reconociendo el impacto psicológico del desplazamiento.

6. Impulsar redes regionales coordinadas: Esfuerzos regionales, como la propuesta de una red africana de universidades jesuitas o proyectos binacionales entre México y Estados Unidos, ofrecen modelos escalables de respuesta integrada.

En este sentido, el Grupo de Trabajo sobre Migración de la IAJU, creado para ayudar a las instituciones a caminar de manera más intencionada con personas migrantes y refugiadas, ofrece recursos estratégicos y orientaciones en tres áreas clave:

- Apoyo e interconexión entre investigadores: El grupo está actualizando un directorio global de investigación, así como webinars y boletines, para facilitar la colaboración académica y proporcionar recursos de alta calidad a universidades y responsables de políticas.

- Compartir visión y procesos formativos: Principios de actuación y una lista creciente de buenas prácticas permiten fortalecer el aprendizaje institucional continuo en la red jesuita.

- Dinamización de colaboraciones en red: El grupo ofrece proyectos y espacios de reflexión conjunta que ayudan a las instituciones a evaluar la coherencia con su misión y a operativizar su compromiso con los excluidos.

La sesión se cerró con la conclusión de que las universidades jesuitas están llamadas a involucrarse no solo como educadoras e investigadoras, sino como líderes morales y agentes de transformación. A través del aprendizaje compartido, la acción valiente y la solidaridad global, la educación superior jesuita puede ofrecer refugio y esperanza a quienes se encuentran en las fronteras de la sociedad.

Fotos día 3 

Día 4: Avanzando la Educación Superior Jesuita: Prioridades Globales y Acción Regional

La sesión de clausura se centró en dos preguntas fundamentales: ¿Cuáles son las prioridades de la educación superior jesuita a nivel global? ¿Y cómo pueden las redes regionales implementar activamente la Agenda Estratégica de la IAJU para abordar estas preocupaciones? Entre las prioridades glocales, la Asamblea destacó seis temas urgentes e interconectados: Democracia, Salud Mental y Espiritual de los Estudiantes, Secularismo, Inteligencia Artificial (IA), Migración y Refugiados, y Justicia Ambiental. En la sesión de clausura, los seis fueron identificados como áreas clave de preocupación, aunque cuatro se destacaron como prioridades inmediatas para la acción colectiva. También se hizo énfasis en pasos concretos para fortalecer la colaboración global.

1. Salud Mental y Espiritual de los Estudiantes. El bienestar estudiantil fue una preocupación central en todas las regiones. Los delegados señalaron una creciente crisis de salud mental y una pérdida de orientación espiritual, especialmente en contextos pospandémicos. Abordar esto requiere programas de formación holística que atiendan el desarrollo emocional, psicológico y espiritual, especialmente en estudiantes que enfrentan desafíos de identidad, propósito y esperanza.

Acciones sugeridas por la IAJU:
- Establecer un Grupo de Trabajo sobre Formación y Bienestar Estudiantil para desarrollar marcos/programas culturalmente adaptables.
- Facilitar pilotos regionales y compartir recursos de formación de forma digital entre instituciones.

2. Democracia y Ciudadanía Global. Muchas regiones señalaron la erosión de normas democráticas, instituciones cívicas frágiles y un aumento del autoritarismo. Las universidades jesuitas están llamadas a formar estudiantes como ciudadanos globales y líderes locales comprometidos con la justicia.

Acciones sugeridas por la IAJU:
- Desarrollar un Observatorio de Democracia y Ciudadanía, basado en el modelo de AUSJAL.
- Promover la educación cívica local e interregional, la incidencia, y los intercambios estudiantiles enfocados en liderazgo y construcción de paz.

3. Justicia Ambiental. El deterioro ambiental fue señalado como una preocupación existencial. La ecología integral, basada en Laudato Si’, continúa sirviendo como un marco unificador para la sostenibilidad, la justicia y la renovación espiritual.

Acciones sugeridas por la IAJU:
- Formar una Red de Sostenibilidad de la IAJU con nodos regionales y un Observatorio Ambiental.
- Compartir modelos de planes estratégicos ecológicos y formación ecológica para estudiantes y personal.
- Considerar establecer un modelo común de evaluación de Responsabilidad Socioambiental Universitaria.

4. Inteligencia Artificial (IA). El rápido avance de la IA provocó una amplia reflexión. Las preocupaciones iban desde riesgos éticos hasta su impacto en la pedagogía y la identidad. La IA fue abordada no solo como un reto técnico, sino como una oportunidad para discernir qué significa formar personas plenamente humanas en un mundo cada vez más digital.

Acciones sugeridas por la IAJU:
- Crear un grupo de trabajo sobre IA y Educación Jesuita para explorar respuestas ignacianas, innovación curricular y orientación institucional.
- Convocar reuniones periódicas para compartir buenas prácticas en un entorno de IA en rápida evolución.

5. Aumentar Concretamente la Colaboración Global entre Instituciones Jesuitas. A raíz de la Asamblea 2025, los líderes de la educación jesuita están motivados no solo a hablar de colaboración, sino a tomar acciones concretas para fortalecerla.

Acciones sugeridas por la IAJU:
- Establecer una Oficina de Intercambio y Colaboración Global de la IAJU para potenciar el trabajo en red entre instituciones (intercambios estudiantiles y docentes, investigación conjunta, currículos globales, acreditación entre pares).
- Desarrollar un “Plan Jesuita”, basado en el marco del Mission Priority Examen de AJCU-Norteamérica.
- Crear programas para la formación del personal administrativo, además del profesorado y los estudiantes.
- Considerar el desarrollo de una Universidad Jesuita Global.

Implementación de la Agenda Estratégica de la IAJU a Nivel Regional

Cada región fue invitada a reflexionar y proponer acciones alineadas con la Agenda Estratégica 2024-2028 de la IAJU. Algunos aspectos destacados:

  • Asociación de Educación Superior Jesuita de Asia del Sur (JHEASA)
    - Colaboración y Redes: Crear un Consejo Directivo, Oficina de Exposición Internacional, becas JHEASA-IAJU y otros foros para facilitar un modelo unificado de colaboración.
    - Grupos de Trabajo Especializados: Enfocados en ciudadanía global, sostenibilidad, bienestar estudiantil y promoción de la democracia.
    - Identidad Jesuita: Establecer centros zonales de formación para fortalecer el carácter jesuita, especialmente en universidades en crecimiento y afiliadas.
  • AJCU-África y Madagascar (AJCU-AM)
    - Equipos de Investigación: Enfocados en democracia, ciudadanía global, migración, refugiados, ecología y justicia ambiental.
    - Colaboración: Desarrollar alianzas tanto internas (África) como externas (globales). AJCU-AM quiere ser “un instrumento de esperanza” con soluciones localmente enraizadas y con visión global.
  • AJCU-Asia Pacífico (AJCU-AP)
    - Grupos de Trabajo Especializados: En salud mental y espiritual, IA, ecología integral y democracia.
    - Currículo Universal de Ecología Integral: Desarrollar un currículo interdisciplinario universal sobre ecología y justicia ambiental, aplicable también a personal docente y administrativo.
  • Red Kircher
    - Criterios Estratégicos: Priorizar proyectos globales comunes según criterios como perfil ignaciano, impacto, viabilidad, fortalezas existentes y sinergias.
    - Investigación: Mapear iniciativas existentes, compartir mejores prácticas, definir alcances y buscar financiamiento en temas de bienestar, IA, democracia y justicia ambiental.
    - Formación: Desarrollar programas accesibles de formación en democracia, justicia ambiental e identidad ignaciana.
  • AUSJAL
    - Formación: Capacitación en ciudadanía global, programa de liderazgo ignaciano universitario y más oportunidades de voluntariado.
    - Responsabilidad Ambiental: Ampliar el Modelo AUSJAL de Evaluación de la Responsabilidad Socioambiental Universitaria y la “configuración de universidades Laudato Si’”.
    - Investigación: Continuar investigaciones sobre desigualdad, pobreza, medioambiente, corrupción, democracia y pedagogía ignaciana.
  • AJCU-Norteamérica (AJCU-NA)
    - Colaboración y Programas Conjuntos: Expandir programas de grado conjuntos, intercambios y centros de investigación compartidos, tanto a nivel nacional como internacional.
    - Herramientas e Infraestructura: Desarrollar plataformas digitales y recursos (redes de buenas prácticas, documentos de política, sitios web y aplicaciones) para apoyar la colaboración institucional.

Conclusión

La Asamblea IAJU 2025 reafirmó la visión compartida y el compromiso de la red con escribir el próximo capítulo de la educación superior jesuita, arraigada en la fe, la justicia y la dignidad de todas las personas. Ahora, con la vista hacia el futuro, la tarea es canalizar esa energía colectiva: construir estructuras, financiar iniciativas y acompañar a las instituciones en hacer realidad estas prioridades globales para estudiantes, docentes y el mundo.

Fotos día 4

Contenidos de interés

Más información en www.iaju.org.