Florencio Donínguez habla en DeustoForum de la financiación del terrorismo de ETA en la democracia

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29 junio 2015

Campus Bilbao

Las investigaciones en torno a la violencia terrorista de ETA han abarcado muchas temáticas y enfoques. Un aspecto no tratado es el que tiene que ver con esa violencia de extorsión dirigida contra empresarios, ejecutivos y profesionales, y que un grupo de investigadores, coordinado por el Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto, está abordando en la actualidad en el proyecto "La extorsión y la violencia de ETA contra empresarios, directivos y profesionales".

El 29 de junio, el periodista y ensayista Florencio Domínguez impartió la conferencia "La financiación del terrorismo de ETA en la democracia", en el marco de un seminario de trabajo sobre el proyecto citado. El acto fue presentado y moderado por Izaskun Sáez de la Fuente, socióloga y miembro del Centro de Ética Aplicada.

Resumen de su conferencia

Las empresas y los empresarios han sido uno de los objetivos constantes de la violencia de ETA a lo largo de su historia. Desde principio de los años sesenta se registran ataques contra instalaciones empresariales, pero no siempre se cometen por el mismo motivo. A veces las empresas han sido atacadas por motivos que tenían que ver con la actividad que desarrollaban las propias compañías, con conflictos laborales o problemas sociales, pero las más de las veces han sufrido golpes que tenían otros destinatarios. Los negocios y las instalaciones productivas han sido objetivo de atentados porque los terroristas querían presionar a los gobiernos de España y Francia y no encontraron mejor modo que poner en peligro empresas concretas, infraestructuras o la economía en general. Las compañías y sus negocios eran en estos casos objetivo interpuesto del destinatario último del acto terrorista.

Otra parte de los ataques tiene que ver con la estrategia del grupo terrorista para lograr recursos económicos: son los atentados relacionados con la extorsión (secuestros incluidos), atentados cometidos unas veces para castigar a quien no ha cedido al chantaje y otras para generalizar un clima de miedo que asegure el pago de las cantidades requeridas. Otros ataques nada tenían que ver con la extorsión económica. Las ofensivas contra Lemóniz, contra la autovía de Leizarán o contra el tren de alta velocidad, se han llevado a cabo mediante el acoso a las empresas relacionadas directa o indirectamente con esos proyectos. Todas las siglas que han recurrido al terrorismo en el País Vasco (ETAm, ETApm, CAA, Iraultza y hasta "los Cabras") han tenido a las empresas en el punto de mira.

La obtención de dinero de los empresarios y también de profesionales mediante amenazas comenzó a aplicarse de forma sistemática a mediados de los años setenta, aunque ETA había teorizado sobre ello una década antes. Sin embargo, los años de oro de la extorsión se registran entre finales de los setenta y 1986. La potente ofensiva terrorista que se inicia con el arranque de la democracia crea el clima de intimidación adecuado para forzar el chantaje económico. El ‘santuario francés’ proporciona la comodidad necesaria para gestionar la extorsión con facilidad. Sólo cuando Francia comienza a tomar medidas eficaces contra ETA, a partir de 1986, la banda comienza a tener problemas para gestionar la extorsión y ello se refleja en los ingresos del grupo terrorista.

Los secuestros de empresarios para obtener rescate –desarrollados entre 1973 y 1997– han sido la fuente principal de financiación de la organización terrorista durante el periodo democrático. Contabilizando las diversas fuentes de ingresos de las diversas ramas de ETA a partir de 1977 y hasta el anuncio del final de la violencia, en 2011, se podría resumir la situación de forma gráfica indicando que los botines de atracos permitieron financiar tres años de actividad terrorista, los rescates de los secuestros proporcionaron los fondos para sostener el terrorismo durante veinte años y la extorsión financió los once años restantes.
 

El proyecto de investigación

Uno de los colectivos sociales que ha padecido duramente la acción de ETA ha sido el formado por empresarios, ejecutivos y, en ocasiones, profesionales de muy diverso tipo. Estas personas han sufrido con frecuencia ataques violentos similares a los de otros grupos sociales, siendo objeto de atentados, de amenazas y de persecución. Pero también han padecido una forma de violencia particular cuya finalidad ha sido someterles a extorsión económica para convertirles en financiadores forzosos de la actividad terrorista. La amenaza, respaldada por los hechos de violencia, ha sido el instrumento habitual de coacción empleado por ETA para doblegar la resistencia de los extorsionados. Cuando no ha sido suficiente el grupo terrorista no ha dudado en emplear el secuestro o el asesinato.

Las investigaciones en torno a la violencia terrorista de ETA han abarcado muchas temáticas y enfoques: aspectos sociológicos del grupo; sus dimensiones ideológicas o políticas; sus relaciones internacionales; las víctimas provocadas; la evolución histórica; su actuación en determinados ámbitos territoriales; las interioridades del funcionamiento de ETA, sus líderes, sus estrategias, etc. Sin embargo, uno de los aspectos no tratados ha sido el que tiene que ver con esa violencia de extorsión dirigida contra los colectivos citados. No se han estudiado suficientemente ni la dimensión del acoso que han sufrido, ni las consecuencias para la convivencia democrática y para la actividad económica.

A efectos de subsanar esta laguna, un grupo de investigadores coordinado por el Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto, e inicialmente al amparo del desaparecido grupo de reflexión Bakeaz, está llevando a cabo un proyecto de investigación, La extorsión y la violencia de ETA contra empresarios, directivos y profesionales, que tiene como objeto estudiar y documentar, desde una óptica interdisciplinar, los siguientes aspectos y perspectivas:

- La dimensión de la violencia contra los empresarios en perspectiva histórica.
- Los mecanismos de financiación de ETA.
- La política y la sociedad ante los extorsionados.
- El efecto de la violencia terrorista en la actividad económica.
- La dimensión ético-jurídica de la extorsión.
- La perspectiva político-policial de la extorsión.