24 marzo 2021
Campus San Sebastián
Estudiantes de cuarto y quinto de dobles grado de Derecho de la Universidad de Deusto participaron el pasado mes de febrero en un seminario sobre interrogatorio y litigación de la mano del abogado Óscar Fernández León. Pese a que el COVID-19 impidió poder celebrar la jornada de forma presencial, el seminario se desarrolló de forma dinámica y cercana. El objetivo fue aprender técnicas de litigación y, en concreto, de interrogatorio. Fluidez, preparación y ejecución, claves para realizar un buen interrogatorio y que también estuvieron muy presentes en la sesión.
Los estudiantes se adentraron en el mundo de los litigios y del interrogatorio de la mano de Charles Laughton como abogado defensor en la película Testigo de cargo (1957). Mediante el análisis de las intervenciones de ambas partes en el juicio, Óscar dejó claro que el interrogatorio es pura estrategia. También, resaltó aquellas cuestiones que se deben tener en cuenta: nunca preguntes sin conocer la respuesta y finaliza la intervención cuando hayas conseguido el objetivo.
En función de la meta se pueden dividir el interrogatorio en directo e indirecto. Si el sujeto a quien van dirigidas las preguntas es el testigo que hemos propuesto, estaremos ante el primero. En cambio, si el interrogado es el testigo propuesto de adverso, se realizará un contrainterrogatorio. En ambos casos, es fundamental establecer el objetivo que se persigue, así como conocer al detalle el asunto y el testigo.
La preparación es una de las partes esenciales. De esta forma, para planificar la batería de preguntas de manera correcta es necesario conocer los tipos que se utilizan para construir el interrogatorio: abiertas y cerradas. Las primeras, buscan respuestas con detalles, libres y sin limitaciones; mientras que las segundas, pretenden conseguir un “sí” o un “no”. El manejo de ambas, según el objetivo perseguido, es clave. No obstante, no se ha de olvidar en ningún caso los límites legales enunciados en el art. 368 LEC.
Por un lado, en un interrogatorio abierto la finalidad será favorecer la credibilidad tanto del testigo como del testimonio. La clave se encuentra en acercarse de forma amigable y honesta y en establecer un orden cronológico acompañado de un ritmo tranquilo que favorezcan el seguimiento de las preguntas. Además, el lenguaje no verbal como las miradas, silencios o los movimientos ayudan a persuadir al interrogado y a transmitirle serenidad.
Por otro lado, en el contrainterrogatorio se persigue el objetivo contrario: realizar el test de veracidad. Para ello, se intenta desacreditar, bien al testigo (razones personales, antecedentes, perjuicios, entre otros), bien el testimonio (improbabilidad, errores de observación o de memoria…). El orden de la batería de preguntas se puede establecer por temas. Además, un ritmo acelerado permite hacerse con el control sin que el interrogado pueda premeditar la contestación. Asimismo, se pueden mezclar el uso de preguntas cerradas y abiertas, pero estas últimas únicamente cuando estemos seguros de las respuestas. No obstante, en ningún caso debemos caer en la agresividad, lo único que conseguiremos es restar credibilidad a nuestro interrogatorio.
A través de una serie de ejercicios basados en la película Anatomía de un asesinato (1959), los estudiantes pusieron en práctica los conocimientos adquiridos. De esta forma, la actividad desarrollada permitió hacerles conscientes de la importancia de un buen interrogatorio. “¿Qué ocurre si nuestro testigo no responde como se había preparado?” “¿Cómo realizamos las transiciones entre una y otra pregunta de manera correcta?” Fueron algunas de las cuestiones que se suscitaron.
El seminario recogió todos los ingredientes de un buen interrogatorio: preparación, orden, fluidez y persuasión.
Post completo escrito por Paula del Barrio, estudiante de 4º curso del doble grado en Derecho + Comunicación, para el Blog Legal Today, aquí