20 febrero 2024
Campus Bilbao
En el marco del Ciclo “Trascendencia, espiritualidad y búsqueda de Dios”, la Asociación de Personas Jubiladas de la Universidad de Deusto Pedro Fabro invitó el pasado 20 de febrero al teólogo Miguel Ramón Viguri a ofrecer la conferencia titulada “Las nuevas imágenes de Dios a la luz de la ciencia actual: un diálogo entre ciencia y espiritualidad ante el paradigma cuántico”.
El teólogo comenzó su exposición señalando que hay descubrimientos en la física cuántica que nos cuestionan, ya que nos hacen ir más allá de nuestras zonas de confort intelectual, sobre lo que es científico y abre interrogantes de tipo filosófico y teológico. Desde la ciencia brotan inquietudes, búsqueda de sentido y apertura a la trascendencia. Al respecto, realizó un resumen del mundo de las partículas, es decir, de la física cuántica y las cuestiones ontológicas que han tenido lugar y como estas nuevas ontologías cuajan dentro de la espiritualidad cristiana e hindú de forma armoniosa y produciendo un diálogo ciencia y teología además de un diálogo intercultural e interreligioso.
Para ello, se basó principalmente en tres autores: Polkinghorne (físico y sacerdote anglicano), O´Murchu (psicólogo y sacerdote católico) y Goswami (físico e hindú). Una perspectiva intelectual llevará a la superación de un horizonte mecanicista, materialista, que propone la prioridad del proceso sobre el objeto, de la observación sobre la experimentación y de la globalidad sobre la fragmentación y la compartimentación. El resultado espiritual será la fe en un Dios que permita la íntima interconexión que llamamos amor de forma trascendente e inmanente, particular y universal, local y global a la vez.
A continuación, el conferenciante dio unas pinceladas al mundo de la física cuántica como primer aspecto de su charla, “la unidad y la dualidad a veces actúan como corpúsculos y a veces como ondas sin ser propiamente ni lo uno ni lo otro. Ondas y corpúsculos son con la cara y la cruz de una misma moneda: ambas están presentes y se complementan, pero no pueden mostrarse a la vez”, indica. Para ello, toma las aportaciones de Einstein.
En este sentido, señala que las radiaciones de luz o calor se emiten en “cuantos” (paquetes de energía) que pueden estar en más de un lugar al mismo tiempo o pueden manifestarse o no en otras partes, así como ejercer una acción a distancia de su par, por lo que es unidad y dualidad a la vez. Se pregunta cuál es la distinción entre sujeto y objeto y Goswami se cuestiona qué hace que se pase de la posibilidad a la realidad. El medio que transforma la posibilidad en realidad es la conciencia. Cuando observamos vemos realidad y no posibilidad. El debate no siguió adelante, según Goswami, debido a que en occidente la conciencia se malinterpreta como monismo materialista o dualismo. “Si introducimos la conciencia”, según este científico, “como fundamento del ser, como trascendente, como una, como autorreferente de nuestro interior, tal como nos han enseñado los maestros espirituales de todo el mundo, el debate cuántico se resuelve”.
Hawking (Historia del tiempo) también se pregunta que “incluso si hay una teoría unificada posible se trata únicamente de un conjunto de reglas y de ecuaciones. ¿Quién insufla fuego en las ecuaciones y crea un universo que puede ser descrito por ellas?” El método usual de la ciencia de construir un modelo matemático no puede responder a las preguntas de por qué debe haber un universo que sea descrito por el modelo. Incluso si se lograra una teoría completa para conocer el universo, siempre aparecería la cuestión filosófica sobre su significado. Esto supera el paradigma materialista-mecanicista y la física cuántica nos abren a la conciencia y a la trascendencia. No podremos nunca ver el “en si” de las cosas. El azar conduce a estructuras más altamente ordenadas y complejas. El todo es más que la suma de sus partes y éstas están interrelacionadas, produciendo efectos y propiedades emergentes. El universo es evolutivo, energético e interrelacionado. Todo está envuelto en una casualidad holística.
En segundo lugar, habló de las principales ontologías de la relacionalidad. Primero, la metafísica del proceso de Whitehead el proceso en que algo potencial llega a ser actual: El fenómeno de realización. Los objetos son meras ocasiones que perciben otras realidades ya actualizadas. La presencia divina lo que genera la ocasión y el dinamismo de la misma. Segundo, la metafísica de la Semiosis de Peirce no vivimos en un mundo de cosas, sino de significados. Lo que nosotros llamamos cosas son signos constituidos por sus relaciones interpretativas con otros signos. La dinámica de la realidad consiste en una transformación de significados. Tercero, la metafísica del orden implicado de Bohm toma en cuenta los hechos física cuántica, pero no cree que sean fruto del azar. Existe un orden implicado que es pura relación y surge el orden explicito, que es el que observamos en nuestro mundo.
En tercer lugar, hace unas reflexiones teológicas basadas en J. Polkinghorne, exprofesor de física matemática en Cambridge y sacerdote anglicano. Postula que no se puede dar un salto entre los datos científicos y la existencia de Dios. Si hay un Dios creador y este Dios creador es trinitario cabría de esperar una estructura relacional en la realidad que sea análoga a la que se da en el Creador. La Teología y las Ciencias se basan en la analogía. Se basan en experiencias humanas y, como tal, experimentan un cambio de significado. La desemejanza es siempre superior a la semejanza cuando hablamos de Dios. Estas analogías no demuestran la existencia de Dios, pero sí que su existencia es congruente con la naturaleza de forma holística.
En cuarto lugar, hizo algunas concreciones para la espiritualidad basadas en las teorías del sacerdote irlandés Diarmuid O´Murchu. La imagen del actual universo en la ciencia ha variado y se ha pasado de un conjunto de sistemas a un universo unitario, donde los objetos y los individuos pertenecen a un todo superior que los integra. Esta apertura lleva a una nueva dimensión espiritual y a la transcendencia en cual está presente la solidaridad y la vivencia del amor entendida como la fuerza de Dios que ha querido estar unido al cosmos y la fuerza que da sentido a la vida de los seres humanos por su unión a la naturaleza, a los demás seres humanos y a Dios. Uno, la Teología tiene que ser una reflexión sobre la espiritualidad, es una búsqueda humana de sentido, teniendo en cuenta todas las culturas y religiones. Dos, el todo es una energía creativa, Dios no es superior ni externo al todo creado. Tres, el todo es más que la suma de las partes y estas están interrelacionadas. Dios es relación y el ser humano no puede entenderse individualmente. Cuatro, la narración es la mejor expresión del proceso evolutivo. Cinco, el proceso evolutivo integra el lado oscuro de la realidad; hay que hacer frente al problema del mal. Seis, nuestra finalidad es la iluminación y el bien y último, el amor es una fuerza de vida interdependiente. En síntesis, no somos seres aislados.
En quinto lugar, el diálogo fe-ciencia y diálogo intercultural e interreligioso basado en las teorías de Goswami. Todo está en relación e en interdependencia. La relación con Dios es de interdependencia y de comunión. Dios es amor y la religión se basa en la comunidad, en la comunión (una comida en común). La Trinidad se encuentra en otras muchas religiones. La nueva ciencia cuántica y el paradigma evolutivo en general, puede favorecer el diálogo interreligioso. Esto motiva un nuevo paradigma en la ciencia desde el materialismo a una teoría basada en la conciencia. La conciencia crea la realidad porque la elección de lo que se convierte en realidad depende siempre de la conciencia, que puede ebullir la realidad con su propósito creativo. Una ciencia así conlleva a una verdadera reconciliación con las tradiciones espirituales, porque pide que la ciencia acepte la posibilidad del espíritu eterno. La ontología espiritual nunca se pone en duda. Una ontología cuántica puede dar paso a una re- iluminación de la unidad subyacente de todas las religiones.
El teólogo Viguri completó su exposición citando la carta de Juan Pablo II a George V. Coyne y animando a leerla.