10 octubre 2018
Sede Madrid
El libro “La Vida de 100 Años”, de los autores Lynda Gratton y Andrew Scott, que analiza los efectos que tendrá el alargamiento de la vida en nuestra forma de trabajar, vivir y ahorrar, sirvió de base para un debate sobre los efectos de la longevidad que se desarrolló en la sede madrileña de Deusto Business School.
El libro, que ha sido galardonado con el Premio Know Square 2017 al Mejor Libro de Empresa, ha sido traducido al castellano por Carlos Calleja. El traductor que es también editor de la obra, destacó durante su intervención en el coloquio que en Singapur, la aseguradora Prudential conjuntamente con The Economist Intelligence Unit ha realizado el informe Ready for 100 Preparing for longevity in Singapore, basándose en las recomendaciones del libro La Vida de 100 Años.
Calleja también afirmó que la mayor longevidad “tendrá implicaciones importantes para nuestra economía, nuestro sistema laboral y nuestra manera de concebir las distintas etapas de la vida”.
Tras esta introducción, tomó la palabra el director de Deusto Business School, Iñaki Ortega, quien puso de manifiesto que el fenómeno de la longevidad ha propiciado la aparición de una nueva generación, los silver, que tienen entre 55 y 70 años, disponen de una alta capacidad adquisitiva y concilian trabajo y retiro. En su opinión esto abre la puerta a nuevas oportunidades y da lugar a la aparición de nuevas industrias, nuevos empleos, nuevas ciudades y un nuevo liderazgo.
Ortega destacó la importancia dejar de hablar sobre los problemas y riesgos que conlleva este fenómeno para empezar a poner el acento en las soluciones y en las oportunidades de la economía del envejecimiento.
El director de Deusto Business School dio paso seguidamente al coloquio en el que participaron el economista experto en pensiones, José Antonio Herce; el presidente de Abante Asesores, Santiago Satrústegui, y la directora de la Fundación Edad & Vida, María José Abraham.
José Antonio Herce inició el debate afirmando que nos estamos perdiendo el dividendo de la longevidad “porque no nos sirve de nada añadir años a la vida que no están en la edad laboral. A los 12 años después de la jubilación la Seguridad Social ya ha devuelto todo lo cotizado. Hay que tener en cuenta que la edad de jubilación a los 65 años se fijó a principios del siglo XX, pero con la esperanza de vida actual, esa edad equivaldría hoy a unos 91 años”, señaló. Frente a los problemas que en su opinión se derivan del alargamiento del periodo de cobro de la jubilación, Herce se mostró convencido de que en el futuro los trabajos serán mejores, “tanto, que nadie querrá jubilarse y tendremos que abolir las pensiones”, ironizó.
Por su parte, Santiago Satrústegui añadió que, según las estadísticas, no sólo vivimos más años, sino que gozamos de mejor salud a edades avanzadas. Afirmó que uno de los problemas a los que nos vamos a enfrentar es el de la incertidumbre y en especial en lo relacionado con nuestra capacidad económica, por lo que recomendó el ahorro, un aspecto en el que coincidió con María José Abraham, quien destacó la importancia planificar el futuro, cuidar nuestra salud y exigir recursos sanitarios mejores y mejor gestionados. “Hay que distinguir entre curar y cuidar; la sanidad española no hace esa distinción y, por eso, se pierde mucho dinero. Necesitamos una sanidad que cuide”, reclamó