18 diciembre 2012
Otros
Las instituciones jesuitas consideran que una parte creciente de la población más pobre y vulnerable del mundo se encuentra atrapada en situaciones que les obligan a huir de sus lugares de origen, para los que la movilidad humana no ha sido una elección sino la única posibilidad de sobrevivir. Desde su condición de testigos que acompañan diversas realidades de movilidad humana tanto en los países del Sur como en España, certifican que en distintos sitios del globo, los migrantes sufren rechazo social y similares situaciones de vulneración de derechos.
Defienden que es necesario brindarles protección y aprovechar los recursos y energía de estas personas que están deseosas de poner al servicio de sus comunidades de acogida.