Una tesis doctoral de Deusto analiza la gestión de la diversidad cultural en cuatro comunidades no estatales con una marcada identidad colectiva: Quebec, Cataluña, País Vasco y País de Gales

Una tesis doctoral recientemente defendida en la Universidad de Deusto analiza el diseño de la gestión de la diversidad cultural en cuatro comunidades no estatales con una marcada identidad colectiva: Quebec, Cataluña, País Vasco y País de Gales. El nuevo doctor Liván Usallán Méndez es el autor de esta investigación que pone el énfasis en el estudio del diseño de modelos alternativos de pertenencia e integración en lo que se han calificado como entidades subestatales culturalmente diferenciadas (ESCD) con respecto a los Estados en los que se encuentran políticamente insertas. En este sentido, se persigue determinar cuáles pueden ser los factores relevantes que condicionan el desarrollo de dichos modelos.Noticias

30 octubre 2012

Campus Bilbao

La elección de los casos de análisis, así como la estrategia de comparación guiada por el método del análisis de caso y el examen de documentos políticos y jurídicos, se fundamenta en dos elementos contextuales. Por una parte, se tiene en cuenta la debilidad o fortaleza de las lenguas propias (francés, catalán, euskera y galés) que sirven de referencia (objetiva) identitaria a cada comunidad. Por otra, se atiende al carácter reciente o tradicional de la inmigración en cada caso de estudio. A partir de estos elementos se construye una matriz que combinando el eje lingüístico con el eje de la temporalidad de la inmigración, ubica a cada caso de análisis en una de las cuatro combinaciones posibles: Quebec (lengua fuerte- inmigración tradicional), Cataluña (lengua fuerte ? inmigración reciente), País Vasco (lengua débil ? inmigración reciente) y País de Gales (lengua débil ? inmigración tradicional).

Conclusiones

En síntesis general, el análisis de discursos políticos, organizaciones institucionales y producciones normativas permite concluir al doctor Liván Usallán que la longevidad del proceso migratorio no se manifiesta como factor relevante a la hora de diseñar modelos políticos alternativos a los estatales y que, por el contrario, la lengua propia, cuando goza de una expansión considerable, sirve de anclaje cívico para la construcción de proyectos de gestión de la diversidad cultural inclusivos y diferenciados.

En gran medida el elemento lingüístico ha sido la característica objetivable de mayor peso en la proyección comunitaria de Quebec, Cataluña, País Vasco y País de Gales, en tanto comunidades culturalmente diferenciadas con respeto al Estado en el que se encuentran políticamente integradas. En este sentido es necesario destacar el tránsito paulatino de la lengua propia, como marcador de la identidad comunitaria, desde una concepción étnica a una concepción cívica. Este tránsito es parte de un proceso comunitario de desetnización de las dinámicas políticas de construcción nacional, en franca oposición al tradicional nacionalismo étnico.

El análisis del diseño de la gestión de la diversidad en los casos escogidos revela un consenso sobre el hecho de que lo que constituye la nación es el consentimiento voluntario de quienes la componen y, por tanto, que la pertenencia comunitaria debe estar abierta a todos aquellos que viven en su territorio con independencia de sus orígenes. El carácter inclusivo o excluyente que puede reflejarse en cualquier proceso de gestión de la diversidad cultural es, ante todo, un hecho político. Por supuesto que, más allá de la voluntad política, dicho carácter dependerá de una estrategia concreta en un contexto determinado. El objetivo de dicha estrategia será el de encausar el fenómeno de la multiculturalidad de manera que no se configure como una desventaja para el proyecto de construcción nacional de las ESCD.

Constatamos que en los diseños de gestión de la diversidad cultural de las cuatro comunidades estudiadas se enfatiza la no discriminación en función de la cultura, etnia, religión, lengua, nacionalidad, u origen, promoviendo una interpretación de la diversidad cultural como un escenario potencialmente enriquecedor para la vida en sociedad. Sin embargo, el desarrollo de prácticas políticas, institucionales y discursivas coherentes con tal concepción de la diversidad depende del nivel de consenso existente en torno al proyecto de comunidad política.

En el caso de las entidades subestatales bajo el indicador de lengua débil, el diseño de la gestión de la diversidad cultural no ha podido articular un modelo definido o acabado de gestión. La debilidad de la lengua, entendida tradicionalmente como el hecho diferencial comunitario, es, a juicio de la investigadora, un obstáculo para el rediseño de la comunidad política en clave multicultural. La posibilidad de convertir la lengua propia en un elemento compartido de la participación en el espacio público se presenta como una dificultad no solo para desarrollar una estrategia de gestión de la multiculturalidad que potencie dicho rasgo distintivo, sino también para la propia sociedad de acogida.

Por lo tanto, considera que el desarrollo limitado de una estrategia de gestión de la multiculturalidad, en comparación con las comunidades de lengua fuerte, está en relación directa con la ausencia de un consenso sobre el papel de la lengua propia en el proyecto de comunidad política. Esta falta de consenso permea indiscutiblemente el diseño de la gestión de la diversidad. Si bien desde el mismo se asume como orientación el paradigma del pluralismo cultural, se encuentra con serias dificultades para construir un correlato a nivel institucional, jurídico y discursivo, al igual que en lo referido a los criterios para definir un marco de reconocimiento de la pertenencia comunitaria, no yendo más allá del principio de territorialidad.

Por último, Liván Usallán sostiene que el indicador tradicional o reciente de la inmigración no repercute de manera definitiva en la estrategia de gestión. El carácter y coherencia de la estrategia de gestión obedece fundamentalmente a una determinada voluntad política en un contexto de competencias sustanciales de autogobierno y bajo la legitimidad de un paradigma de gestión de la diversidad para cuyo desarrollo, en términos de prácticas políticas, será de vital importancia la posibilidad de elaborar un consenso sobre el proyecto de comunidad política a construir.