Se presentan los contenidos de la publicación Drogas y Escuela VIII: Las drogas entre los escolares de Euskadi treinta años después

El Instituto Deusto de Drogodependencias ha presentado los contenidos de la publicación Drogas y Escuela VIII: Las drogas entre los escolares de Euskadi treinta años después. En la presentación han intervenido Miren Dorronsoro Iraeta, Directora de Salud Pública y Adicciones del Gobierno Vasco, María Teresa Laespada, Directora del Instituto Deusto de Drogodependencias de la Universidad de Deusto, y Javier Elzo, Catedrático Emérito de la Universidad de Deusto.

Presentación de Teresa Laespada y presentación de Javier Elzo

Noticias

05 junio 2013

Campus Bilbao

Bajo la dirección de María Teresa Laespada y Javier Elzo Imaz, el estudio ha sido realizado por Izaskun Sarabia (Tiempo libre), Jesús Gazapo (Tabaco), María Teresa Laespada (El alcohol en población adolescente), Ana Martínez Pampliega (Familia), Javier Elzo (Valores y agentes de socialización), Juan Manuel González de Audikana (Drogas ilegales), Josu Solabarrieta (Escuela) y Elisabete Arostegi (Aspectos generales de las drogas y su consumo).

Drogas y Escuela VIII es la continuación de siete estudios anteriores. El estudio cuenta con una antigüedad de 30 años. Entre 1981 y 2006 se llevaron a cabo siete estudios (1985 , 1987, 1991, 1996, 2002 y 2006). El objetivo es conocer los niveles de consumo de drogas (tabaco, alcohol y drogas ilegales) entre escolares de ESO, ESPO y PCPI.

Los cuatro primeros y el sexto, fueron realizados con muestras pertenecientes estrictamente a Donostia‐San Sebastian, mientras que el quinto, el séptimo y el presente estudio abarcan a toda la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV).Los tres primeros estudios se hicieron a partir de 14 años y desde el cuarto estudio la edad se rebajó hasta los 12 años, esto es 1ESO, adaptando el estudio a los cambios legislativos en educación.

El Instituto Deusto de Drogodependencias de la Universidad de Deusto, por encargo de la Dirección de Drogodependencias del Gobierno Vasco, dentro de su línea de investigación Drogodependencias y otras dependencias afines.

El valor de estos estudios radica en el análisis conjunto de los resultados obtenidos en diferentes años, que permite una cierta estabilidad de la medida de los consumos para conocer la evolución del consumo de drogas, las actitudes ante el mismo, los niveles de permisividad ante las drogas, los sistemas de valores asociados a los comportamientos y actitudes detectados, así como el análisis de los factores psicológicos relacionados con los diferentes niveles de consumo y la perspectiva pedagógica al objeto de que pueda tener una traducción en el aula escolar.

La metodología ha sido siempre la misma, con un cuestionario que, aunque ha sufrido algunas modificaciones a lo largo de los años, ha mantenido constante aspectos fundamentales que permiten analizar una evolución seria del consumo de drogas. El muestreo ha sido llevado a cabo de igual forma e incluso por el mismo equipo de profesionales para evitar, en lo posible, alteraciones en el método de realización.

Tabaco

Según los datos del estudio, un cuarto de la población escolar vasca es fumadora. De entre ese 25% consumidor de tabaco, más de la mitad sostiene consumos frecuentes y diarios, es decir, se encuentra en un consumo diario. Los "grandes fumadores" (fumadores de medio paquete de cigarrillos o más al día) constituyen un 4,4% de la población escolar total, un pequeño porcentaje a simple vista pero siempre preocupante teniendo en cuenta que la gran mayoría de la población escolar encuestada era menor de edad. El 8,4% de la juventud encuestada son consumidores esporádicos; no fuman a diario, probablemente esos pequeños consumos se produzcan durante los fines de semana.

En relación con la familia, algo menos de un 30% de los padres o tutores de la población estudiante fuma; la importancia de este dato radica en que el consumo en el entorno familiar constituye un factor de riesgo para la población menor de edad. El porcentaje de madres consumidoras es algo mayor al de los padres. La diferencia es muy pequeña, pero indica de forma clara la feminización del consumo de tabaco y el modelado familiar que las adolescentes pueden ver en sus madres.

De hecho, las chicas estudiantes (26,3%) superan a loschicos (24 2%) en el consumo de tabaco; como viene siendo la tendencia estos últimos años. Hay más fumadoras en edad escolar que fumadores, en un porcentaje similar pero algo mayor. Durante 2011 fueron más las estudiantes fumadoras pero consumen menos cigarrillos: mientras entre ellas, el 3,5% fuma más de 10 cigarrillos al día, entre ellos esta cantidad de tabaco la consume un 5,1%. No ocurre lo mismo con los pequeños consumos, donde ellas "aventajan" claramente.

Como es esperable, el consumo de tabaco aumenta a medida que aumenta la edad; los más jóvenes fuman menos y los mayores más. Sin embargo, el tabaco inicia su penetración entre el alumnado más joven encuestado (12 a 13 años) en el 7,9% de ellos y llega a alcanzar el 44,1% en las edades más altas, (19 años o más), es decir, algo menos de la mitad de los estudiantes mayores de edad fuman.

Lógicamente entre los más jóvenes el consumo aún no está asentado y es más esporádico, su consumo no atraviesa la frontera del consumo diario, pero a partir de los 14 años esta frecuencia de consumo comienza a aumentar, creciendo de forma ininterrumpida hasta alcanzar al 37,1% de los estudiantes mayores de 19 años.

Alcohol

Casi tres cuartas partes de la población escolar han probado el alcohol a lo largo de su vida. La práctica totalidad ha realizado este consumo durante el último año. Casi 4 de cada diez sostiene un consumo, de al menos, una vez al mes en el último año y 3 de cada diez sostiene un consumo esporádico en el último año. El 16% ha bebido todos los fines de semana en el último año y la mitad de la población escolar no ha bebido durante el mes previo a la encuesta. Un tercio ha bebido una vez a la semana o menos durante el último mes y menos de 2 de cada diez bebe con frecuencia, al menos los dos días de todos los fines de semana.

Chicos y chicas consumen alcohol en igual frecuencia. Ellas alcanzaron las prevalencias de consumo de alcohol que los chicos sostenían desde hace tiempo ya en 2006 y la diferencia intergénero no se ha incrementado. De forma muy leve, ellos parecen tener una cierta habitualidad algo mayor que ellas, pero no todos los indicadores del consumo de alcohol muestran esta cuestión.

Puede decirse que 8 de cada diez escolares alcanza la mayoría de edad habiendo probado el alcohol. La mitad de la población escolar entre 14 y 15 años consume alcohol. El salto hacia el consumo se produce entre los 16 y 18

años donde ya prácticamente el 80% lo consume y lo mantiene. Quienes llegan a la mayoría de edad siendo abstemios parece que permanecen abstemios más adelante. La media del consumo de alcohol oculta una realidad innegable, hay enormes diferencias entre el consumo de alcohol que sostiene la población que está entrando en la adolescencia y aquellosque se asoman a la primera juventud.

Tras el máximo histórico de las prevalencias en el consumo de alcohol de escolares alcanzadas en 2006, las tasas de consumo de alcohol descienden de forma notoria, incrementándose la proporción de escolares que no beben y disminuyendo la frecuencia del consumo de alcohol. El consumo de alcohol entre adolescentes sigue siendo de fin de semana prioritariamente. El 16% de la población adolescente mantiene un consumo de alcohol moderado los fines de semana, mientras que casi dos tercios sostienen un consumo excesivo. El consumo abusivo abarca a un quinto de la población escolar.

Disminuye la proporción de escolares que bebe alcohol los fines de semana. Y lo que es más resaltable, disminuyen los consumos excesivos y de riesgo. Este decremento es la primera vez que se produce en la serie de datos existente. Sin embargo, destaca la proporción de escolares que parecen beber los días laborales -posiblemente se refiera al consumo de los viernes-. Tras años de crecimiento continuado, también disminuyen las borracheras entre la población adolescente, alcanzando los niveles de 1996.

Las drogas ilegales

El cannabis es la sustancia más utilizada por la población escolar vasca, tras el alcohol. Mantiene prevalencias históricamente altas. Más de una tercera parte de escolares de 12 y más edad ha probado el cannabis alguna vez en su vida. El 20% mantiene un consumo reciente de cannabis.

Las chicas mantienen consumos de cannabis inferiores a los chicos, sin embargo, esta distancia viene acortándose los últimos años. Las chicas que consumen lo hacen con menos frecuencia que los chicos. La diferencia por edades muestra que es a partir de los 16 años cuando el consumo de cannabis penetra de forma importante entre los adolescentes; 6 de cada diez lo ha probado y más de 3 de cada diez lo consume con periodicidad mensual. Los jóvenes que a partir de la mayoría de edad consumen cannabis ascienden a tres cuartas partes de la población y casi cuatro de cada diez con una frecuencia elevada.

En relación con el resto de drogas ilegales, casi 9 de cada diez adolescentes no consume ninguna sustancia ilegal. No obstante, aquellos que se inician en consumos experimentales de sustancias con mayor riesgo, la probabilidad de seguir consumiendo es mayor. El 5%, es decir, más o menos la mitad de quienes experimentan se sitúan sólo en haberlo probado, pero el 6,4% parece iniciar un consumo de mayor frecuencia.

Entre las sustancias ilegales, si se exceptúa el cannabis, está el SPEED la sustancia de mayor prevalencia de experimentación, alcanzando el 6,7% de la población escolar. En segundo lugar, aparece la cocaína, con el 6% de prevalencia experimental y en un tercer lugar aparecen el éxtasis y los alucinógenos con el 5% cada una de ellas.

El consumo de sustancias ilegales sigue siendo inferior entre las chicas respecto a los chicos. Puede decirse que por cada chica que experimenta con las sustancias ilegales diferentes al cannabis, hay dos chicos que lo hacen. Es lógico que en edades adolescentes, a medida que aumenta la edad, aumenta la proporción de adolescentes que experimenta con las drogas.

A partir de los 16 años, el consumo de drogas ilegales inicia una mayor aceptación entre la población adolescente, asentándose de forma señalable entre aquellos que aún teniendo edad ya de haber superado la etapa escolar, aún permanecen en ella por estar incorporados, en su mayor parte a ciclos formativos superiores.

En conclusión, la edad media de inicio del consumo de cualquier tipo de sustancias desciende, salvo el tabaco que aumenta ligeramente. Tras años de un ascenso continuado de todas las sustancias, este año disminuye el consumo experimental de sustancias, de todas ellas, a excepción de la heroína y el éxtasis.

Los valores de los escolares y algunas correlaciones

Según el libro "Drogas y Escuela VIII: El consumo de drogas entre escolares, la familia, los amigos, y los centros de enseñanza siguen señalados como los principales agentes de socialización, muy por delante de Internet que lo ven más como entretenimiento y para contactos. En relación con la familia, sigue siendo el grupo social de referencia para la mayoría de los jóvenes y adultos y, en su conjunto, sigue gozando de buena salud.

Es verdad, que las formas y funciones de las familias han cambiado y también los adolescentes y sus patrones de consumos. Pero a través de todos los cambios, la familia, y sobre todo los padres, son fundamentales en el acompañamiento del proceso madurativo del adolescente, en la detección precoz de los consumos iniciales, en la promoción de la resiliencia y, por todo ello, deben estar implicados en la prevención e intervención ante los comportamientos problemáticos.

En general, parece que un buen funcionamiento familiar en términos de buena comunicación, implicación y dedicación de los padres, buenas relaciones interparentales y no excesivos conflictos entre padres e hijos etc., correlaciona positivamente con un menor consumo de drogas por parte del adolescente. Es decir, se constata de manera clara el papel protector y de riesgo que conllevan las relaciones familiares y la importancia de tener siempre presente a la familia como agente preventivo.

Respecto a las prioridades de los escolares, la encuesta refleja en primer lugar, la dimensión más personal de las buenas relaciones familiares y del amigo o amiga en quien confiar plenamente; en segundo, la dimensión utilitarista de tener un buen trabajo para así ganar dinero, lo que presupone, dicen, que uno tengo una buena preparación cultural y profesional y; tercero, ligeramente a la baja, la dimensión inmaterial, intangible, llevar una vida digna, una de cuyos indicadores sería la conciencia ecológica.

Los valores de los escolares

Se confirma una vez más que las acciones de inmediata incidencia privada se aceptan en notorio mayor grado que las de consecuencia pública. "Haz lo que quieras en tu vida privada pero compórtate en la pública". Así, se observa gran justificación de "la adopción de hijos por homosexuales/lesbianas", de "poder abortar legalmente", de "aplicar la eutanasia a todo aquel que lo solicite", y de "las relaciones sexuales entre menores de edad", y escasa de "intentar no pagar el billete en un transporte público", "hacer ruido las noches", "marcharse sin pagar de los bares", "destrozar la calle" etc. Una excepción, justifican la "piratería" en Internet.

El nivel de exigencia ética es claramente superior en las chicas que en los chicos. Las chicas destacan en la justificación de comportamientos proxémicos (aborto, eutanasia, adopción de hijos por homosexuales); y los chicos en los demás, particularmente en los que concurre alguna acción violenta o disruptiva. A más comportamiento disruptivo (no pagar en tiendas, bares, causar destrozos en la calle, fumar porros, tomar cocaína, hacer ruido las noches, falsificar notas, rayar coche de un profesor), se observan mayores consumos.

Iconos que mejor representan a los escolares

La comunicación mediante las redes sociales y la puesta en escena de sí mismos, además del dinero, son los principales iconos descriptores del escolar, mucho más que la droga o la violencia quedando en un término medio la cultura, simbolizada en el libro, y el compromiso social, medido por el 15 M.

En este sentido, aparece alta (y obvia) correlación entre iconos de drogas, botellón y violencia con altos consumos. Los iconos de redes sociales, dinero, buena imagen etc., no correlacionan nada y los iconos de lectura, medio ambiente, religión y 15 M correlacionan algo con menores consumos, y claramente con abstemios.

Tolerancia escolar

El ranking de colectivos no deseados en clase, así como los porcentajes de escolares que manifiestan rechazo (o no aceptación) hacia los diferentes colectivos propuestos apenas se ha movido en estos cuatro años, entre los escolares de la ESO (solamente sobre ellos cabe hacer la comparación). Destacan claramente el rechazo al neonazi, seguido por el hijo de un miembro de ETA y aunque menos, a un gitano.

Por otro lado, no discrimina la tolerancia /intolerancia hacia inmigrante/musulmán/ discapacitado ni tampoco la tolerancia / intolerancia hacia neonazi e hijo de etarra. Pero sí hacia el hijo de militar: los más consumidores son los que menos los toleran, porque los ven como símbolo de autoridad.

Dos conclusiones sobre la escuela

Sobre la escuela dos conclusiones fundamentales. La primera, que el nivel socioeconómico sigue importando y condiciona en todo momento las oportunidades reales de los alumnos, de lo que se deriva la necesidad de persistir en las políticas de promoción de la equidad, y de evitar la adopción de decisiones prematuras en la vida del alumno condicionadas por sus resultados iniciales.

La segunda, que existe un margen para la eficacia del sistema educativo en la promoción de la equidad, tal y como demuestra la existencia de alumnos de un mismo estrato social que muestran muy distintos niveles de desarrollo de competencias, dependiendo del centro al que acuden.

La escuela y el acoso

Las víctimas de acoso presentan niveles más bajos de consumo cuando se trata de burlas, robos o agresiones físicas, pero niveles algo más altos cuando son amenazados e insultados a través de Internet. En contraste, los victimarios están más presentes en los niveles más altos de consumo en los cuatro tipos de conductas, en niveles muy preocupantes.

Los acosadores se caracterizan por una menor motivación académica y un peor autoconcepto académico, más cuanto más graves son las conductas de acoso. También presentan peores resultados académicos, peor percepción de la relación con los tutores y el profesorado, y peor percepción de la relación con los compañeros. El haber sido víctima de acoso se perfila como un importante predictor de futuras conductas de acoso, aunque apenas aparece en la literatura como un factor de riesgo.

Dos constelaciones en los extremos

Estadísticamente hablando, una constelación es la que nos muestra las peores relaciones familiares junto al peor rendimiento escolar, los mayores consumos de alcohol y drogas y el menor interés por la lectura, la religión, y el cuidado del medio ambiente.

La otra constelación mostrara las mejores relaciones familiares aliadas al mejor rendimiento escolar, los menores consumos de alcohol y drogas y el mayor interés por la lectura, la religión (esta siempre bajo mínimos), así como el cuidado del medio ambiente. Incluso controlando la variable edad se mantienen las dos constelaciones de escolares.

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