28 noviembre 2018
Sede Madrid
La ministra de Educación y portavoz de Gobierno, Isabel Celaá y el ministro del Interior, Fernando Gran-de-Marlaska regresaron a sus orígenes universitarios y participaron en el Encuentro Alumni de la Univer-sidad de Deusto, institución en la que ambos estudiaron. Tras las palabras de bienvenida del director de Deusto Alumni, Jesús Riaño, inauguró el acto el rector de la Universidad de Deusto, José María Guibert. Los encargados de presentar a los ministros fueron la decana de la Facultad de Derecho, Gema Tomás, y el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Deusto, Eduardo Ruiz Veitez.
A continuación, tomó la palabra el director de Deusto Business School en Madrid, Iñaki Ortega, se refirió a los dos invitados de excepción como “dos profesionales libres, competentes, responsables y con vocación de servicio”, que además son ministros del Gobierno de España, “pero hoy para nosotros son Alumni” con los que “entablar un diálogo”, en el primer acto Alumni que se celebra en Madrid.
La portavoz del Gobierno y ministra de Educación y el responsable de Interior recordaron sus inicios como universitarios en Deusto. Cómo fue su llegada a la Universidad, el cambio que supuso en sus vidas, la fas-cinación ante un nuevo camino que marcaría sus trayectorias, fueron algunas de sus experiencias compar-tidas, en tono distendido y cercano junto al resto de antiguos alumnos allí presentes.
“Entré con una vocación extraordinaria de generar conocimiento, convencida de que a través del conoci-miento y la cultura podíamos salvar todos los obstáculos”, aseguró Celaá. Para Grande-Marlaska, “el se-gundo año fue decisivo porque descubrí realmente mi vocación” unos pasos universitarios que quedarían marcados por la influencia de profesores como el jurista y catedrático José María Lidón o el penalista José Ricardo Palacios.
Ambos miembros del Gobierno coincidieron en destacar que, de aquellos años, quedan “enseñanzas de esas que uno nunca olvida”. Grande-Marlarka insistió en la trascendencia de lo aprendido durante su formación académica: “se aprende hasta el último día, hasta el último momento. Esos cinco años me en-señaron, lo importante que es el esfuerzo para llegar al conocimiento, que no es un fin, es un medio para resolver conflictos de todo tipo, y el derecho ayuda de una forma complementaria a esa manera de en-tender las cosas”. Porque “las fuentes del conocimiento son importantes para nutrirnos de ellas, pero el producto final debemos ser nosotros mismos”.
De la universidad de entonces a la España de hoy
Para Grande-Marlaska “ese Bilbao arquitectónico actual ya se corresponde también con su paisanaje”, alejado de aquel de sus años universitarios, básicamente porque “hemos derrotado a ETA, y entonces todos los días estaba presente por acción u omisión”. El actual titular de Interior incidía en que ahora “por suerte, no nos acordamos”, y destacó cómo “esos valores en los que todos estamos concernidos, ya los vivimos, los percibimos y compartimos de una forma inconsciente, algo que puede resultar peligroso, porque muchas veces damos muchas cosas por supuestas”.
La experiencia de Celaá fue similar a la descrita por su compañero de universidad, “estamos hablando aquí de la desaparición del terrorismo”, en aquellos años “la vida era difícil”, sin embargo ahora “vivimos en el Bilbao de Norman Foster o Frank Gehry”.
Preocupación en Europa por el antisemitismo
En este contexto, de evolución y cambio del que se habló en el acto de presentación de convocado por Deusto Alumni, la ministra de Educación quiso aprovechar la ocasión para manifestar su preocupación y la de los ministros del ramo de los 27, sobre el antisemitismo. En la reunión del pasado lunes del Consejo de ministros de Educación europeos, quedó patente como “preocupación principal” la necesidad de “comba-tir desde la escuela el antisemitismo”. Algo que “nos tiene que alertar, no podemos bajar la guardia, la escuela tienes que estar preparada para combatir estos problemas”. Celaá ha aludido a una preocupación “muy importante” en toda Europa, ante este problema.
Tecnología y Universidad, condenadas a entenderse
Ante los gurús que aseguran que las tecnologías contribuirán a la desaparición de la universidad, la minis-tra de Educación lo tiene claro: “no lo creo, el rol más importante de la universidad es la creación de cono-cimiento y eso no puede desaparecer”. Celaá recordó que “la universidad es universalidad”. En el mundo en el que nos toca vivir, con baja natalidad y elevada tasa de envejecimiento, “la base de la sociedad se sustenta en el conocimiento”, aseguró.
Reinventarse o morir
Precisamente en un escenario socio-económico en el que gana posiciones la longevidad, el director de Deusto Business School recordaba que no parece muy acertado pensar que el profesional se puede aco-modar en sus conocimientos adquiridos para avanzar. Conceptos como actualización del conocimiento, formación continua o vuelta a la escuela, más que una moda se presentan como una auténtica necesidad.
En este sentido, Grande-Marlaska defiende la formación continua como “imprescindible” e “ineludible”. En su caso, pertenecer a la carrera judicial incluye dentro de sus “obligaciones” el mantener una “forma-ción continua”, puesto que es necesaria “para prestar un servicio público con garantías”, debido a que, además, “la independencia y la imparcialidad de los jueces, pasa necesariamente por la formación”.