Finaliza el ciclo Dios y religiones en la Era de la Ciencia ofrecido por Javier Monserrat, en la búsqueda de compaginar ciencia y religion

La Universidad acogió el 3 de abril el final del ciclo Dios y Religiones en la Era de la Ciencia, que organizó DeustoForum en colaboración con la Facultad de Teología y que contó con la presencia de Javier Monserrat como orador. Durante estas jornadas se ha tratado de reconciliar la divergencia entre ciencia y religión, origen de tanta polémica y discusión en el mundo actual y a lo largo de toda la historia.Noticias

03 abril 2014

Campus Bilbao

Esta última jornada fue más científica que teológica y en ella se sucedieron conceptos y nombres más propios de un laboratorio. No faltaron las menciones a la teoría de cuerdas, la materia bosónica y fermiónica, Neils Bohr, Schrdinger y otros conceptos más propios de una serie televisiva. Y es que la conferencia abordó la comprensión del mundo por el hombre tanto con la interpretación religiosa en la que Dios toma parte en la creación del cosmos, como en la interpretación científica. Lo que mantiene el tema de debate de estas conferencias sobre las distintas visiones a las que da lugar el llamado silencio de Dios.

De este modo se cierra el ciclo de tres conferencias que comenzó analizando el silencio de Dios. Sobre como la ausencia de datos empíricos que corroboren su existencia da pie a las interpretaciones ateas del mundo en la actualidad. La segunda de las conferencias abarcó el concepto del ateísmo en sí mismo, y cómo influye en la imagen del universo que crea o percibe el hombre. Para finalizar con la tercera conferencia, en la que se analiza la creación y el estudio del cosmos desde la opción teísta y la ateísta.

Con estas charlas, el profesor Monserrat ha tratado de sentar las bases para una reflexión personal que intente compatibilizar ambas formulas y demostrar que no son excluyentes la una de la otra, si bien reconoció que es necesario que la iglesia sea capaz de dar un paso adelante y olvidar conceptos ya obsoletos, acercándose a la realidad científica. Mientras, la ciencia debería reconocer su no omnisciencia, y no dejar de investigar y observar las faltas que todavía quedan en sus márgenes sobre los orígenes del universo.