10 septiembre 2019
Campus Bilbao
La Universidad de Deusto celebró el martes, día 10 de septiembre, la festividad del Beato Francisco Garate. En esta fecha, se cumplen los 90 años de la muerte del hermano que durante más de 40 fue portero de Deusto. El Hermano Finuras, como le llamaban los alumnos, destacó por su piedad, paciencia y espíritu de servicio. Con motivo de esta efeméride, Deusto organizó una eucaristía en la Capilla Gótica del centro educativo.
En su homilía, Francisco José Ruiz Pérez, SJ, agradeció a las generaciones previas a nosotros por haber conseguido que la memoria del H. Gárate no se perdiera en la historia, sino que esté viva hoy entre nosotros. "Quienes nos precedieron intuyeron que el H. Gárate debía formar parte de la esencia de lo que sucede de fondo en nuestra Universidad. O de lo que debiera pasar, si es que Deusto desea ser fiel a sí misma", expresó.
Destacó de su figura su candidez sobria y sencillez. Una sencillez que ha tenido en él una recorrido vital muy largo. "Una especie de transformación continua que lo libera de cuanto podía ser superfluo y que lo simplifica hasta el extremo. Según vemos en su biografía como jesuita, ese itinerario constante hacia la sencillez va acompañado de un creciente acercamiento de personas, en especial, el alumnado de Deusto. La sencillez de Gárate convoca. Crea espacio de fraternidad. Genera cercanía humana. Gárate proclama que la sencillez es uno de los mejores puntos de encuentro entre los seres humanos: en la sencillez es cuando, por fin, es más fácil y natural comunicar la verdad al otro y la necesidad que tenemos de él. Y es entonces cuando la sencillez se transforma, sin prácticamente notarlo ni ostentarlo, en servicio".
En su opinión, saber que la sencillez puede penetrar en la complejidad de la vida universitaria para permitir encontrarnos unos con otros, es un estupendo mensaje para nuestra creciente confusión en un mundo cada vez más complejo de entender y de asir, que nos aísla y nos hace solitarios. "Un no académico como Gárate, en la entrada misma de la academia, nos da una especie de salvoconducto: no nos perderemos nunca en la complejidad y nunca nos inhumanizaremos en ella si mantenemos la senda de la sencillez, porque esa senda nos llevará al encuentro con los demás. Es la única senda que nos permitirá encontrar a las personas y servirlas en lo que necesitan profundamente. A Gárate le pedimos hoy la sabiduría espiritual que le permitió simplificarse a sí mismo, para hacerse así particularmente humano y para poder así encontrar la mejor perspectiva para poder servir. Qué bueno que las generaciones previas a nosotros hayan mantenido esa memoria", finalizó.
Beato Garate
El Beato Garate nació el 3 de febrero de 1857 en Azpeitia (Guipúzcoa) y murió el 9 septiembre 1929 en Bilbao. Entró en el noviciado el 2 febrero de 1874, Poyanne (Landes), Francia; y sus últimos votos, los hizo el 15 agosto de 1887 en La Guardia (Pontevedra), España. Era paisano de san Ignacio; su caserío natal dista tan sólo 105 metros de la casa solar de los Loyola. Estudió sus primeras letras en la escuela de su villa natal. A los catorce años de edad, trabajó como criado en el recién abierto Colegio de Nuestra Señora de la Antigua en Orduña (Vizcaya). Allí, en contacto con los jesuitas, fue madurando su vocación; después de pasar la Navidad de 1873 en su hogar natal, a comienzos del año siguiente, partió para el noviciado, a la sazón en el exilio de Poyanne, a causa de la revolución de 1868. El País Vasco era entonces escenario de la tercera guerra carlista, y Garate y dos compañeros que también querían entrar en la Compañía de Jesús hicieron su viaje a pie. El final de su noviciado coincidió con la pacificación de España y el retomo paulatino de los jesuitas. Garate fue enviado al colegio de La Guardia como enfermero.
Poco antes de su partida de Poyanne, su hermano Ignacio entró también en el noviciado (1877) y, algo más tarde, lo haría su tercer hermano, Andrés (1883). Los estudiantes de La Guardia, donde Garate permaneció de 1877 a 1888, recordaron mucho tiempo su paciencia, su entrega y su caridad hacia los enfermos. Los superiores, viendo su agotamiento progresivo, lo enviaron a Bilbao, como portero de la Universidad de Deusto y en este destino permaneció durante cuarenta y un años (1888-1929) hasta su muerte.
Su trabajo rebasaba con mucho el oficio de portero. Era, en realidad, un recepcionista, un encargado de relaciones públicas en un edificio, todavía en construcción, en el que no se instaló el teléfono hasta 1916. Durante todo este período pasaron por Deusto muchos jesuitas notables por su ciencia, pero el más recordado por los estudiantes fue este humilde hermano, que les saludaba todas las mañanas cuando ellos llegaban a clase; más aún, les daba ánimo y consejo y les confortaba en sus malos momentos; incluso a veces les ayudaba a copiar apuntes de clase; socorrió a muchos pobres con alimento y vestido.
La larga estancia de portero en Deusto no registró para Garate ningún acontecimiento importante. Él la convirtió en años de servicio y oración, imitando a su patrono san Alonso Rodríguez. Cayó gravemente enfermo el 8 septiembre 1929 y murió al día siguiente.
Su fama de santidad fue extraordinaria; se introdujo su causa en 1950 y fue beatificado por Juan Pablo II el 6 octubre 1985. Su cuerpo reposa en la Capilla del Hermano Gárate de la Universidad de Deusto y aún se conserva, con los mismos utensilios y cama, el cuarto donde habitó, junto a la portería, admirable por su sencillez y pobreza.