20 junio 2015
Campus Bilbao
A la Biblioteca-CRAI le volvieron a salir los colores durante la Noche Blanca de Bilbao. Espacios emblemáticos de la ciudad, entre los que se encontraba el edificio de Rafael Moneo y la pasarela Arrupe –que se convirtió en un gran túnel de luz-, se iluminaron durante la noche de 20 de junio con técnicas de luces y sonidos dando así brillo a una madrugada que se llenó de música, danza y luz para celebra el 714 aniversario de la villa.
El claustro de la Universidad de Deusto fue el escenario del espectáculo Desde las raíces, donde varios grupos e intérpretes de la cultura vasca presentaron sus propuestas artísticas. Txalap.art busca en las raíces las sonoridades más modernas y contemporáneas y su proposición para esta Noche Blanca ha sido: Eñaut Elorrieta, cantante de Ken7, que ha presentado su primer disco en solitario; la combinación de sonidos del sur con el salitre del Cantábrico que brinda TikTara; el sentido canto de Silvia Iriondo; y la propuesta de Kukai Dantza Konpainia y Cesc Gelabert, con Gelajauziak.
La Noche Blanca es una iniciativa, organizada por la Fundación Bilbao 700, que consiste en abrir a los ciudadanos instituciones, entidades, equipamientos, centros y espacios de la ciudad, en horario nocturno. Los encargados de “dar vida” a cada uno de los sitios son destacados profesionales en distintos ámbitos de acción: la literatura, la música o el teatro. Las compañías y formaciones locales tienen una importante presencia en el programa, como representantes del tejido cultural y artístico que también forma parte del patrimonio de la ciudad.
Una forma diferente de acercar la cultura a los ciudadanos a la que se han sumado, además de Deusto, el Museo de Bellas Artes, el Museo Marítimo, el Museo Guggenheim, el Museo Vasco, la Catedral de Santiago, la Iglesia de San Nicolás, la Plaza de la Convivencia (Torres Isozaki) Alhóndiga Bilbao, el Teatro Arriaga, la Plaza Moyúa, el Edificio Terminus, el Ayuntamiento de Bilbao, el puente Zubizuri, el puente de Deusto, el Palacio Olabarri, el Palacio Euskalduna, el Parque de Doña Casilda y el Palacio Foral. La ría, donde se proyectaron imágenes, el espacio de Abandoibarra que se convirtió en un jardín barroco o o las calles del Casco Viejo y Gran Vía, por las que desfilaron grupos de animación callejera, también tuvieron su protagonismo en una noche en la que la capital vizcaína permaneció abierta hasta el amanecer.