Catalogada la obra del pintor donostiarra Jesús Olasagasti, figura clave del arte vasco del siglo veinte

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05 noviembre 2015

Campus San Sebastián

La obra del pintor donostiarra Jesús Olasagasti (1907-1955) , artista fundamental de la pintura vasca del siglo veinte, ha sido catalogada por primera vez gracias al trabajo de investigación de una tesis doctoral, presentada en la Universidad de Deusto de San Sebastián por la historiadora María Jesús López de Sosoaga.

La tesis, dirigida por la doctora María del Carmen Alonso-Pimentel, recoge información detallada sobre 341 obras -216 óleos y 125 dibujos- de este artista, la mayoría de las cuales se encuentran dispersas en colecciones privadas al tratarse fundamentalmente de retratos, aunque también en instituciones como el Banco de España en Madrid, Museo de San Telmo de San Sebastián, Museos de Bellas Artes de Álava y de Bilbao, Museo del Ejército en Toledo, o en entidades como la Fundación Kutxa o Lagun Aro.

La tesis, calificada con sobresaliente, reivindica la figura de este pintor, claro exponente de la Tercera Generación de Pintores Vascos o “Generación Perdida”, formada por autores que comenzaron coqueteando con las vanguardias europeas del primer cuarto del siglo pasado y que trataron de alejarse del arte etnográfico, pero que con la Guerra Civil y sus posteriores años oscuros retomaron los postulados realistas, en este caso con retratos conservadores, muy del gusto de la burguesía de la época, que le permitieron vivir de la pintura.

La tesis consta de dos tomos que suman 583 páginas, en el primero de los cuales López de Sosoaga reconstruye toda la vida de Jesús Olasagasti, quien fue además un gran dinamizador de la intensa vida cultural que vivió San Sebastián en los años treinta.

Participante habitual en las Exposiciones de Pintores Noveles de Gipuzkoa, cuyo primer premio ganó en 1923 con tan solo 15 años, miembro de la Asociación de Artistas Vascos, asiduo a los cafés donostiarras y sus tertulias e impulsor de la sociedad GU, Olasagasti siempre se deslizó en la ambigüedad lo que le permitió tener amigos de ideología diversa, entre ellos Gabriel Celaya, Camilo José Cela, Federico García Lorca y, sobre todo, el arquitecto José Manuel Aizpurua, quien diseñó, junto a Joaquín Labayen, el emblemático edificio del Real Club Náutico de San Sebastián.

López de Sosoaga, doctora por la Universidad de Deusto, dedica el segundo tomo de su tesis a elaborar el primer y único catálogo razonado que existe sobre la obra de Jesús Olasagasti, cuya realización, objetivo principal del estudio, ha requerido un arduo trabajo de investigación gracias al cual se han localizado 341 obras, algunas de las cuales se encuentran dispersas por Francia, Luxemburgo, Suiza o Venezuela.

La inmensa mayoría de los cuadros está en manos privadas, algunos han cambiado de propietario, mientras que otros se han extraviado e incluso quemado en algún incendio. El rastro de ciertas obras se desvanece tras su venta en alguna subasta de arte, aunque han sido incluidas en el catálogo con fotografías de hemeroteca.

El catálogo razonado divide la obra de Olasagasti en tres etapas que permiten contemplar la evolución del artista. Así, en la primera y más importante, se aprecia el magisterio de Vázquez Díaz en obras como “Padre e hijo” del Museo de San Telmo de San Sebastián (se adjunta fotografía) y las influencias de sus viajes a Francia, donde contactó con los cubistas; a Italia, donde conoció a los pintores del Quattrocento (de esta época es “La recogida de la manzana”, propiedad de Fundación Kutxa, se adjunta fotografía), y al Reino Unido, donde se familiarizó con la técnica de los grandes retratistas ingleses. Este camino renovador quedó, sin embargo, truncado por la Guerra Civil.

La segunda etapa comienza en los años posteriores al conflicto bélico, cuando se dedicó al retrato, que lo encumbra socialmente, mientras que la tercera que, López de Sosoaga califica de “Luces y Sombras”, es muy breve, apenas dura cinco años (1950-1955), pero interesante, ya que Olasagasti pinta su única marina conocida (“Naufragio del Armen”) y firma retratos espléndidos (entre ellos “Descanso en la lectura”).

El éxito precoz, la falta de hijos en su matrimonio con la donostiarra Maritxu Pena y la frustración que le producía no pintar libremente y estar sometido a la tiranía del encargo le inclinaron al abuso del alcohol, lo que afectó gravemente a su salud.

Su final prematuro, el 5 de agosto de 1955, a los 47 años, impidió que el artista alcanzara el sitio que muchos le auguraban en la pintura vasca en la que, según la crítica, estaba llamado a ser “el delfín de Zuloaga”.

Sin embargo, López de Sosoaga considera que esto no debe ocultar el talento de un pintor, “probablemente uno de los más relevantes que ha dado la ciudad de San Sebastián”, que hubiera ocupado un lugar mucho más destacado en el arte vasco si hubiera tenido la valentía de mantener su espíritu innovador tras la Guerra Civil, sin acomodarse en la pintura de encargo para mantener su nivel de vida, ni sucumbir a la presión de una sociedad poco proclive a las aventuras más innovadoras.

El legado de Jesús Olasagasti queda ahora recopilado en el primer catálogo razonado de su obra, que preserva así la herencia de un artista, “injustamente olvidado”, cuyos cuadros constituyen una crónica social de la ciudad y el tiempo en el que le tocó vivir.

 

Sobre la autora

María Jesús López de Sosoaga, diplomada en Magisterio, licenciada en Historia y doctora por la Universidad de Deusto en el programa “Patrimonio Cultural, Historia e Identidad”, fue la comisaria de la única exposición antológica dedicada a Jesús Olasagasti, que se celebró en 2007 en las Salas Kutxa Boulevard de San Sebastián.

La autora es un claro ejemplo de superación ya que, tras desarrollar su actividad profesional en la banca privada, cursó la licenciatura en Historia y el doctorado, con nota media de sobresaliente, en el campus de Deusto de San Sebastián, donde recientemente ha defendido, a la edad de 70 años, esta tesis doctoral ante un tribunal experto que ha otorgado a la investigación la calificación de sobresaliente.