14 mayo 2009
La jornada se ha clausurado con la entrega del "Premio Antonio Aranzabal 2009". D. Antonio Aranzabal, presidente de la Fundación que otorga el premio, destacó con este galardón la actividad que el galardonado ha desarrollado al frente del Grupo Arteche.
La existencia de un capital paciente, que da continuidad al proyecto empresarial incluso cuando ello supone el sacrificio de los inversores es siempre bienvenida, más si cabe en estos tiempos de crisis. Un estudio académico elaborado por la ESTE-Universidad de Deusto y la Fundación Antonio Aranzabal y financiado por la Diputación Foral de Gipuzkoa señala que esta es precisamente la realidad de muchas pymes familiares de nuestro tejido guipuzcoano, cuyos propietarios asumen, más que otras pymes, el sacrificio personal e incluso económico que la continuidad a largo plazo y la competitividad del negocio exigen.
Esta constancia, propia de las pymes familiares, puede tener su origen en que estas empresas suelen dar trabajo tanto a los propios miembros de la familia propietaria, como a vecinos de dicha familia; en la implicación patrimonial y emocional de la familia propietaria con el proyecto empresarial; en el enraizamiento de la familia en una comunidad o sociedad concreta;... y, como telón de fondo, en un sentido de la responsabilidad social que excede de los límites del propio recinto empresarial.
Por todo ello, esta aspiración de continuidad anima e impulsa el compromiso de la familia empresaria con el negocio y con el territorio a lo largo del tiempo. En este devenir, un momento crítico amenaza dicha continuidad, el paso de generación: la sucesión intergeneracional. En concreto, el 82% de las empresas familiares guipuzcoanas han dejado de serlo en los últimos treinta años. Mortalidad ésta ocasionada mayormente por la interferencia de la problemática familiar en el negocio.
Los expertos y el sentido común aconsejan que esta interferencia debe plantearse y resolverse antes de desarrollar el cambio generacional, preparando correctamente el proceso más delicado de todos los que debe acometer la familia empresaria. Sin embargo, se sabe que el 70% de las empresas familiares guipuzcoanas no tiene formalizada su sucesión.
Los premiados en las ediciones anteriores han sido D. Angel Iglesias por su actividad en la empresa Angel Iglesias, S.A. ? Ikusi y D. Ignacio Garmendia por la labor desempeñada en la compañía Construcciones Electromecánicas LETAG; D. Juan Celaya por el desarrollo de las empresas Cegasa, Tuboplast e Hidronor; D. Miguel Odriozola por su labor al frente de Industrias Lagun-Artea; la familia Gasteluiturri-Salterain por el desarrollo de la empresa Fundiciones Garbi; D. Patricio Echeverria por su papel en la Corporación Patricio Echeverria y Juan Jesús Santa Cruz por su labor al frente del Grupo Calcinor.