10 junio 2015
Campus Bilbao
La migración internacional siempre genera cambios en los modos de vivir, pensar y de actuar. La persona que se establece en un nuevo país va aprendiendo de la nueva sociedad en la que se inserta. Pero, ¿esos nuevos conocimientos inciden en la sociedad de origen? De esta pregunta surge Migrantes peruanos a Canadá, Chile y España, un trabajo que estudia las migraciones a tres mundos diversos: Canadá en América del Norte, España en Europa y Chile en América del Sur.
En esta publicación, sus autoras (María Luisa Setién, Isabel Berganza, Michele Vatz-Laaroussi, Elaine Acosta, Linamar Campos, Hortensia Muñoz) se han preguntado por los cambios que provoca la migración en los migrantes y si los contactos que mantienen las personas que han emigrado, a través de las redes transnacionales, originan, por un lado, la transmisión de esos nuevos conocimientos adquiridos a los miembros que permanecen en el país y, por otro, si dicho conocimiento tiene como consecuencia algún tipo de reacción en las personas que están en el país de origen al pensar que las cosas pueden ser de otro modo.
Para ello, el trabajo se ha centrado en la ciudadanía social, ya que muchos de los países emisores de países migrantes tienen muy desarrollada la institucionalización de los derechos humanos, hecho que en gran parte de los países europeos y americanos a los que emigran sí se ha llevado a cabo, a través de la creación del Estado de Bienestar.
En este sentido, la preocupación investigadora es averiguar si los emigrantes al conocer los aspectos de la ciudadanía social del país de acogida, modifican sus representaciones respecto a los derechos a la protección social, si transmiten esas ideas a sus familiares en origen y finalmente, si las personas en destino y en origen cambian su percepción respecto a estos derechos y si ese cambio provoca en ellos algún tipo de movilización, actuación o participación tendente a demandar al Estado algunos de estos derechos.
Los resultados de la investigación han mostrado que la experiencia migratoria, comunicada a través de las redes familiares transnacionales, trae como consecuencia un enriquecimiento en el concepto de ciudadanía social tanto en las personas que viven el proceso migratorio como en los familiares que permanecen en Perú. Este cambio se produce cuando la migración tiene como destino un contexto más favorable para la protección de los derechos que configuran la ciudadanía social.
Sin embargo, estas transformaciones no se traducen siempre en acciones de incidencia en su país de origen para que el sistema de protección vaya mejorando, creen que no van a cambiar la realidad y que ellos influyen poco en las decisiones de los gobiernos. En este sentido, desarrollan una forma de ciudadanía que permanece inacabada. Se sienten a menudo impotentes ante sus propias instituciones sociales y políticas y algunos muestran un cierto fatalismo ligado a la corrupción, que todos describen como una realidad constante en su sociedad. Por otro lado, esta dificultad para llevar a una reivindicación abierta de sus derechos reposa también en la representación de que el Estado no existe como tal con una forma de continuidad, de espacio público de ciudadanía y de regulación de los derechos sino que solamente está constituido de hombres políticos que gobiernan, que cambian y que trabajan más por su propio interés que por el de la población.
Esta representación ampliamente compartida supone un límite a su postura ciudadana que, a menudo, se despliega en el campo de la solidaridad social, en las ONG y en los proyectos de voluntariado más que en la reivindicación política de los derechos y en la lucha por su accesibilidad. Así, aunque existe una producción de una nueva relación con los derechos sociales, existe reproducción de la postura fatalista respecto del proceso de ciudadanía aún por construir.
En este sentido, plantean algunos cambios concretos, diferentes para cada derecho analizado; sin embargo no reportan haber realizado acciones organizadas para transmitir dichas propuestas al Estado. Así, para el sistema de salud, proponen entre otras cosas el aumento del sueldo de los médicos, o para la educación que bajen los costos de la educación de calidad. Proponen más elementos de mejora en aquellos sistemas que conocen mejor y los conocimientos nuevos que adquieren por medio de la comunicación transnacional les hacen tener nuevos ekementos para poder valorar cómo es protegida la ciudadanía social en Perú y ser crítivos frente al sistema existente.
En términos de resultados, la investigación pretende ser un aporte al debate académico nacional e internacional, al tiempo que una contribución empírica para el análisis del problema de la migración internacional peruana tanto en Europa como en América. Junto a ello, se ha desarrollado un grupo de investigación internacional multidiciplinar que ha trabajado en red y en el que han participado investigadoras provenientes del áreas de conocimiento de la sociología, el derecho, la psicología social y la antropología, ubicadas en cuatro universidades: Deusto, Universidad Sherbrooke en Quebec, Universidad Alberto Hurtado en Santiago de Chile y la Universidad Antonio Ruiz de Montoya en Lima.