El Superior General de los Jesuitas subraya en la inauguración del 125 curso académico de Deusto que la Universidad ha de tener un papel clave para encontrar soluciones a la crisis

La Universidad de Deusto abrió el 9 de septiembre los actos conmemorativos de su 125 aniversario con la ceremonia oficial de inauguración del curso académico 2011-2012 que este año ha contado con la presencia, por primera vez en Deusto, del Superior General de los Jesuitas Adolfo Nicolás. El fue el encargado de pronunciar la Lección Inaugural queversó sobre la tarea que una Universidad, y en especial una Universidad de la Compañía debe tener hoy en el mundo.Las palabras del Lehendakari Patxi López cerraron el acto académico.Noticias

09 septiembre 2011

Campus Bilbao

Ha tomado como punto de partida de su intervención el lema de la Universidad: la sabiduría vale más que el oro. 'Hoy la sabiduría no es moneda común en nuestros mercados. En realidad no lo ha sido nunca. Por primera vez tenemos más información que capacidad para digerirla y procesarla. Lo que se vende no es sabiduría sino superficialidad: soluciones inmediatas, explicaciones prefabricadas, culturas de usar y tirar, gracia barata?A pesar de ello, el ser humano tiende incansablemente al ideal de la 'sabiduría'. Esta palabra ha abarcado con el tiempo una acepción religiosa: el conocedor de lo Superior General', ha expresado Adolfo Nicolás.

'En el caso concreto del lema de Deusto -ha añadido- se puede traducir como un conocimiento superior abarcante, profundo y transformador. Un conocimiento que lleve a la persona a situarse en actitud de búsqueda permanente ante los grandes interrogantes y lleva a la persona a la empatía y compasión ante cualquier ser humano. En este contexto, la Universidad ha ocupado un lugar especial en esta búsqueda y en estos momentos de crisis, se espera de ella que ayude a encontrar soluciones para los retos de esta nueva sociedad en construcción'.

A juicio de Adolfo Nicolás nos encontramos hoy en una encrucijada. 'Cómo armonizar los crecientes requerimientos de las empresas y del mercado con la Universidad entendida como lugar de búsqueda del conocimiento'. La universidad, de ser concebida como lugar de búsqueda del conocimiento camina hacia una universidad casi en exclusiva profesionalizante. El conocimiento ha dejado de ser un fin en sí mismo y se ha convertido en una mercancía susceptible de ser vendida y comprada. Esto provoca la consiguiente desvalorización de las disciplinas que tienen poco que ofrecer al mundo comercial. Además, el conocimiento actual se caracteriza por ser transdisciplinar, cambiante y socialmente adaptado a las necesidades y prioridades de la industria y el mercado.

Por fortuna, según palabras de Adolfo Nicolás, la múltiple y profunda crisis cultural que la 'razón técnico-científica' excluyente ha contribuido a implantar en nuestro mundo globalizado, ha provocado una reacción cultural de largo alcance, en la que muchas voces se alzan para denunciar los múltiples y funestos reduccionismos de la 'razón moderna'. De ahí que piensa que la Ética, las Humanidades y las Ciencias Sociales deberán tener mayor protagonismo en el diseño del modelo de sociedad para el siglo XXI, si no queremos estar supeditados al dictado de la economía y el mercado, con el consiguiente empobrecimiento moral y la creación de abismos cada vez mayores entre los que tienen y los que no tienen. No quiere esto decir que las demás disciplinas sean ajenas a la reflexión ética y a la pregunta sobre su contribución al progreso moral. Quizá podamos encontrar el equilibrio por medio de una 'mejor ciencia y mayor conciencia; mejor progreso y mayor humanidad'.

El papel de la una universidad jesuítica

La Iglesia está intentando decir una palabra pero no es escuchada o, quizás, el mundo no es capaz ya de escuchar el lenguaje de la Iglesia. Todo esto hace de la Universidad una de las últimas esperanzas de sabiduría, quizá un motor de búsqueda de verdad y de sentido. 'Pienso -dice Adolfo Nicolás- que Ignacio de Loyola vio esto con claridad y quiso preservar para los jesuitas el tesoro de las universidades'.

Para la Compañía de Jesús, la Universidad juega un papel central y muy importante. 'Hemos sido testigos de cómo los proyectos, aun los más creativos y originales, duran muy poco y son, al parecer, muy vulnerables al paso del tiempo. Por eso la Congregación General 35 hizo un llamamiento para reforzar el apostolado intelectual: como un medio privilegiado para que la Compañía pueda responder adecuadamente a la importante contribución intelectual que nos pide la Iglesia'. En este sentido, Adolfo Nicolás asegura que necesitamos el apoyo de la Universidad y su sabiduría, su capacidad de investigar y profundizar, su dominio de la técnica, etc. para sostener nuestras restantes obras, al servicio de la humanidad, especialmente de los pobres, y para afrontar los nuevos retos de la globalización y la economía.

'El año pasado en México tuvimos ocasión de intercambiar ideas sobre la necesidad de hacer de la Universidad 'un Proyecto Social'. Allí quedó claro que existe una voluntad renovada de convertir estas palabras en realidad, de establecer conexiones con otras universidades y con otras empresas apostólicas (Colegios, Parroquias, Centros Sociales...) de modo que podamos impregnar todas las instituciones en las que trabajamos con las realidades de nuestro mundo y trabajemos juntos por llevar a estas realidades la mejor sabiduría que seamos capaces de generar, procurando, junto a muchos otros, contribuir a aliviar el dolor y el sufrimiento de este mundo nuestro. Deusto ha trabajado sistemáticamente por lograr este tipo de sabiduría, por formar personas comprometidas con la verdad, por una sociedad justa y por la profundidad de un humanismo que no se agota en lo pragmático y en lo técnico', ha indicado el Superior General.

Para trabajar en este sentido, el Superior General propone: promover el equilibrio entre las disciplinas científico-técnicas y humanísticas, así como el equilibrio entre la búsqueda del conocimiento y la satisfacción de las demandas del mercado; procurar que la extensión del conocimiento no produzca nuevas desigualdades y mayores abismos, e impulsar soluciones que sean aplicables a países y personas desfavorecidos; fomentar investigaciones que encuentren modelos más justos de economía y gobernanza, y aportar un pensamiento capaz de anticipar nuevas visiones y caminos; lograr que el conocimiento sea transformador y fomentar en la academia, la sociedad y la opinión pública la asunción de principios éticos irrenunciables; impulsar la escucha y el diálogo intercultural e interreligioso; favorecer las dimensiones más profundas del ser humano y el sentido de trascendencia: la verdad, la bondad y la belleza; aplicar modelos de enseñanza-aprendizaje que fomenten el pensamiento autónomo y profundo, y ayuden a extraer verdadero conocimiento ante la avalancha de información a la que estamos sometidos; utilizar las oportunidades de las tecnologías de la comunicación para difundir el conocimiento y extender la formación de manera más creativa y participativa; y ayudar a tomar conciencia de la responsabilidad social de la formación universitaria

En esta tarea, Adolfo Nicolás cree que investigadores y docentes están llamados a ser auténticos maestros que estimulen la apertura de la mente y acerquen a los estudiantes a las fuentes del conocimiento de forma a la vez rigurosa y creativa. Al respecto ha señalado algunas de las actitudes y valores de los grandes maestros a lo largo de la historia como la humildad y la constancia, el aliento a los grandes deseos e ideales, la cercanía con los discípulos, el descubrimiento de lo mejor de cada persona, procurando que ningún talento se malogre y la enseñanza con el propio comportamiento y actitud.

Durante su discurso, el Canciller de la Compañía de Jesús hizo un recorrido por la historia de la Universidad de Deusto, un centro que inició su andadura hace 125 años con 90 alumnos y que hoy tiene más de 10.000. Ha destacado que el trabajo de esta institución se ha basado en el impulso de la excelencia en todos sus ámbitos, esfuerzo y rigor intelectual, la cercanía, seguimiento y apoyo a los estudiantes para su desarrollo integral, la inspiración cristiana y el propósito de procurar un mundo más justo.

También ha resaltado el empeño que la Universidad de Deusto pone en la formación técnica y profesional, humana, cristiana e ignaciana y se ha fijado especialmente en tres aspecto de su preocupación actual: la proyección internacional con el proyecto Tunning como ejemplo, la síntesis pedagógica con el Modelo Deusto de Formación como amalgama del aprendizaje por competencias, y la racionalidad política y administrativa, plasmada en los diversos planes estratégicos.

El Superior General de los Jesuitas ha puntualizado que las instituciones, y de modo especial las universitarias, no pueden vivir acomodadas y tienen que adelantarse a los tiempos siendo críticas con el presente y vigías del porvenir.

El Superior General asegura que la Universidad de Deusto, pionera en tantos aspectos e iniciativas, sin perder su identidad, podrá realizar con ilusión renovada un proyecto común con el resto de las Instituciones Universitarias de la Compañía de Jesús en España y con las más de doscientas instituciones de enseñanza superior que la Compañía dirige en todo el mundo. 'Todo esto pondrá la base para el desafío final que afrontamos como jesuitas y que consiste en ampliar nuestro horizonte más allá de la Universidad en la dirección de Dios'.

Palabras del Rector Jaime Oraá

El acto académico se ha completado con la lectura de la memoria del curso 2010-11 y las palabras del Rector Jaime Oraá quien dedicó parte de su discurso a agradecer a todas las instituciones, empresas y entidades sociales que a lo largo de 125 años han hecho posible el proyecto Deusto. Agradecimiento también a la comunidad universitaria -profesores, investigadores y personal de áreas funcionales y servicios-, quienes a juicio del Rector son los 'verdaderos protagonistas de la historia de Deusto'. Y agradecimiento especialmente a la confianza que en Deusto han demostrado los estudiantes y sus familias, en un proyecto que ha permitido formar profesional y humanamente a más de 100.000 personas en 125 años. 'Deusto es patrimonio de la sociedad vasca' -afirmó el Rector -una universidad de iniciativa social, resultado del esfuerzo y el compromiso de miles y miles de personas, familias, instituciones, empresas y entidades sociales durante 125 años'.

Más allá de una mirada al pasado, el Rector subrayó que '125 años significa sobre todo compromiso con el futuro', y añadió: 'Deusto es parte del ayer y del hoy de este país y lo será de su mañana'. El rector reafirmó el compromiso de Deusto con 'un proyecto universitario al servicio de las personas, la promoción de la justicia y la solidaridad'. Tras reconocer que 'vivimos tiempos difíciles: una fortísima crisis económica? una profunda crisis de modelos sociales y de valores', el Rector quiso transmitir, no obstante, 'un mensaje de esperanza, de ilusión y de aliento' en la convicción de que Deusto sigue teniendo bases firmes 'para seguir prestando nuestro servicio universitario con identidad y calidad a esta sociedad'.

'En definitiva, tenemos proyecto, tenemos personas, tenemos redes nacionales e internacionales, tenemos el apoyo de instituciones, empresas y fundaciones que siguen apostando por la Universidad de Deusto como agente activo y factor estratégico en el desarrollo humano (económico, social y cultural) de este país. Y tenemos sobre todo la confianza de esta sociedad, de las personas y familias que valoran nuestro trabajo, que nos siguen enviando a sus hijos para que se formen, y sean buenos profesionales y mejores personas', concluyo y añadió: 'la Universidad de Deusto, como toda universidad, no debe vivir para sí misma, sino debe existir para ayudar a resolver, con todos los demás agentes sociales y desde su especificidad universitaria, los graves problemas de la sociedad en la que está inmersa'.

Durante la ceremonia también habló la Consejera de Educación, Universidades e Investigación Isabel Celaá y el Lehendakari del Gobierno Vasco, Patxi López.