16 abril 2024
Campus Bilbao
En el marco del ciclo de conferencias sobre Transcendencia, espiritualidad y búsqueda de Dios, la Asociación de personas jubiladas de la Universidad de Deusto desarrolló, el 16 de abril, la 7ª charla titulada “Solo la sed nos alumbra. Espiritualidad y búsqueda (¿de qué?)” que ofreció el profesor de Teología Carlos Coupeau.
Comenzó su intervención hablando de la búsqueda de Dios, puesto que considera que el título puede ser interpretado de muchas formas dependiendo del campo de la ciencia. En su opinión, lo importante es el encuentro y ser encontrados por Dios. La pregunta que surge es cómo encontrar a Dios y al respecto enumera varias facetas.
En primer lugar, desde la espiritualidad. Considera que antes la espiritualidad se orientaba a la religión y ahora a las practicas espirituales. Sin embargo, los orígenes son distintos. Hay personas que practican la espiritualidad y no la religión. Es la búsqueda del yo, pero queda la búsqueda del significado para la vida. En los años 80, la búsqueda de Dios representaba algo para los de habla hispana, pero hace mucho tiempo de esto. En el siglo XXI está relacionado con las ciencias y no con la filosofía. Vivir con sentido trasciende la propia vida.
Segundo: la búsqueda de Dios en la Escritura, que atraviesa casi todos los libros del Antiguo Testamento. La tradición judía evita la personificación de Dios, puesto que ver su rostro significa que Dios es persona. El Nuevo Testamento aporta que ya no hay intermediación debido al hecho que Jesús está inmediatamente presente. Moisés habla de Dios como castigo y Jesús habla de Dios como amor. En el Nuevo Testamento, Dios se deja encontrar, puesto que la expectativa de Jesús es la fe de los discípulos que iban a Emaús. Se le reconoce al partir el pan.
Y, en tercer lugar, cita la historia, método tradicional. La Epístola de Pablo a los Romanos denuncia el pecado de los hombres en la base. Conociendo a Dios no se le da las gracias. Para Ignacio, el hombre es creado para amar, reverenciar y servir a Dios nuestro Señor y con ello salvar su alma. Ambos son hombres conversos. Agustín, por su parte, está más atento al gozo. El hombre está hecho para encontrar a Dios y la sed que nos falta algo. Para Agustín, la clave es la oración, de lo que soy en el encuentro. El deseo que suscita el mundo hay que dejarlo atrás. Lo importante es el deseo de Dios por Dios mismo. En el cielo veremos a Dios cara a cara.
El Logos es la estructura de todas las cosas en el Hijo y libera al ser humano a buscarlo. La búsqueda ignaciana no habla del gozo sino de consolación. El alejamiento produce el anhelo y hace la sed. Dios meditando en la pobreza me hace hombre. No debo solicitar más. Cuando Ignacio busca a Dios se estaba buscando a si mismo, por encima de la búsqueda moderna de Dios. La comunión por sus propias ambiciones y deseos. No en las ideas. Autocontrol en la búsqueda de Dios. Ignacio para encontrarse en Dios se disminuye él. Construir una teología ecuménica.
Para Juan de la Cruz donde hay espíritu hay libertad. Jesús es quien nos indica el camino. El vinculo del amor. Este valor último, ese gozo, esa consolación de Dios crea cultura. La búsqueda de Dios es lo que crea la comunidad. Aquella que libera este mundo. Lo esencial es que no estamos solos. ¿Canta el corazón o canta solo la boca? No sólo somos corazones sino también boca. ¿Dónde busco a Dios? En la comunidad.
Es importante, recuerda el profesor Coupeau, leer la Catequesis de los dos últimos Papas con motivo de la Cuaresma. Es en la pasión, muerte y resurrección de Cristo donde podemos encontrar a Dios. Aquí se habla del Padre, Hijo y Espíritu y no solo de la búsqueda de Dios. Se trata de comprender, tocarse por Dios con la Palabra, ya que la Palabra es la base de todo. La oración, ayuno y limosna son la expresión de nuestra conversión. El ayuno significa purificación y autocontrol. Es una teología espiritual. La búsqueda afecta al dónde pero también al cómo. Al modo del creyente. Pide fe. Ajustemos nuestro modo de ver con la Iglesia. La esperanza es la luz que Cristo da al mundo. El objeto de la búsqueda es disponerse, es el Jesús que pregunta a los que llevan semanas con él, ¿quién os crees que soy yo? La búsqueda es corresponder al amor que siempre nos precede. Dios se ha hecho pobre en Cristo; el pobre es la figura de Cristo.
Como conclusión, Carlos Coupeau indica que la búsqueda de Dios en la historia es una búsqueda religiosa con técnicas y prácticas para seguir el ritmo. Segundo, es distinto de una espiritualidad que ya no es religioso. La función de la espiritualidad se puede confundir con la búsqueda de uno mismo. Tercero, la espiritualidad hoy puede ser oración y lo que los grandes místicos ven y ofrecen después del discernimiento. Buscar a Dios es seguir buscando el gozo, ver la desolación, ver donde Dios nos va llamando.