A finales de la década de los sesenta un gran movimiento filosófico existencialista, un gran movimiento social, y por supuesto un gran movimiento en el mundo de la psicoterapia se estaba produciendo en diversos lugares de Europa y Norteamérica.
Un joven psicólogo R. G., coetáneo de aquellos que inspiraron los grandes cambios de paradigma en el abordaje de la psicoterapia (Berne, Maslow, Moreno y por supuesto Fritz Perls y Carl Rogers, entre otros) comenzó su andanza profesional en el campo clínico enfrentándose con una gran variedad de retos profesionales: la clínica privada, ser profesor de la Universidad de Illinois, trabajando con niños que tenían problemas de aprendizaje, y posteriormente atendiendo en una cárcel de alta seguridad como psicoterapeuta.
Su formación analítica de base y también su formación inicial como osteópata, así como la experiencia basada en su tesis doctoral sobre el autismo y los retrasos severos de aprendizaje, constituyeron el comienzo de una interesante fórmula magistral que iría sedimentando con los años, gracias a la participación en la investigación cualitativa, al estudio incesante y a una inmensa experiencia clínica.
Todo ello unido a su formación continuada con Bob Neville (compañero de trabajo de Carl Rogers), su formación con Fritz Perls, así como por su trayectoria como analista transaccional, didácta y supervisor , fueron aportando lo que más tarde serían los elementos componentes de una nueva teoría que el Dr.Erskine fue desarrollando y que posteriormente se convirtió en el cuerpo teórico básico de lo que hoy constituye la Psicoterapia Integrativa Relacional.
Su amplia experiencia clínica sobre un espectro diverso de problemáticas mentales, afectivas y psicosomáticas, llevó al Dr. Erskine a una búsqueda incesante de respuestas terapéuticas eficaces para un amplio rango de perturbaciones y problemáticas psicológicas y emocionales. Esto le condujo inevitablemente a la INTEGRACIÓN de diversos conceptos teóricos y metodológicos.
Aunque más tarde el concepto se popularizó y extendió en muchos otros ámbitos de la psicoterapia, de la medicina, e incluso de otros campos sociales, fue Richard G. Erskine, quien a finales de la década de los sesenta acuñó y registró oficialmente, y por primera vez el término “INTEGRATIVO” aplicado a la psicoterapia.
Como buen representante de una época muy arraigada en la filosofía existencialista, y en base a una posición humanista profunda, el Dr. Erskine asumió una visión no patologizante del ser humano, donde toda patología es considerada como una expresión del ajuste creativo a las demandas del entorno, en función de las capacidades de la persona, y de los recursos que en cada momento específico esta posee.
Richard Erskine afirmó también que el ser humano crece y se desarrolla en relación: es la relación y sus fallas la que nos enferma, es la relación de contacto pleno la que nos sana.
Por tanto, toda psicoterapia ha de ser relacional, pero... no podemos ver a la persona en una dimensión única! Richard Erskine revindicó para la terapia la Integración de lo cognitivo, de lo afectivo, de lo psicológico, y así mismo de lo espiritual.
Afirmó también que todas las dimensiones del ser humano son susceptibles de fijación y pueden reflejar el trauma. Pero, al mismo tiempo serán puertas abiertas al contacto, a la integración y finalmente a la cura que deviene de la acción terapéutica sintónica e implicada.
Richard G. Erskine desarrolló a lo largo de estos años una visión teórica innovadora y coherente a partir del crisol filosófico, social y teórico en el que comenzó su andadura clínica. Ademaás de la práctica clínica, su recorrido como docente reconocido internacionalmente y sus numerosas publicaciones, su legado se ha visto también reflejado en la fundación de la Asociación Internacional de Psicoterapia Integrativa (2001) que reúne profesionales de más de 15 países, y representa los estándares de formación que caracterizan a los profesionales de esta modelo.
Amaia Mauriz Etxabe
Bios, Instituto de Psicoterapia Integrativa